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Hace unos días escribía en este blog sobre el espíritu investigador inspirado por cómo Eratóstenes calculó la longitud de la circunferencia del planeta Tierra hace 2.200 años.

Hoy, gracias a un twit de @gespan, la vida me ha regalado conocer la existencia de Luis von Ahn en esta TED x Río de la Plata de diciembre de 2011. En esa conferencia (veinte minutos) nos cuenta como ha conseguido que 900 millones de personas colaboren sin esfuerzo digitalizando libros. Y, desde ese logro, se hace una pregunta (siempre una pregunta):

¿Cómo podemos hacer que 100 millones de personas traduzcan el Internet a todos los principales idiomas … gratis?

La respuesta se llama Duolingo, un auténtico «reactor nuclear» alimentado por crowdpower.

Te recomiendo estos veinte minutos de celebración. La del talento humano generando abundancia colaborativamente.

Gracias Luis. Gracias Gonzalo España, en Twitter @gespan.

Yo tenía quince años cuando en Televisión Española se emitió la serie Cosmos, producida por Carl Sagan. Corría el año de 1981 y recuerdo que aquella serie de divulgación sobre astronomía despertó una auténtica ola de pasión en la sociedad española de la época.

Hace unos días visionando de nuevo la serie reviví con mis hijos la bella historia de cómo Eratóstenes dedujo la longitud de la circunferencia del planeta Tierra hace 2.200 años sin tener la posibilidad de circundarlo. ¿Cómo lo hizo?

Gracias a un espíritu libre de prejuicios que le permitió interrogarse sobre lo que observaba con la suficiente limpieza en la mirada, como para no dejarla empañar por las ideas establecidas en su época.

Cuenta la historia que llegó a oídos de Eratóstenes como en una ciudad del sur de Egipto llamada Siena, al mediodía del 21 de junio se podía ver el sol reflejado en el agua de un pozo hondo, y que las columnas del templo no proyectaban sombra alguna.

Esperó un nuevo solsticio para observar que en Alejandría, situada a orillas del Mediterráneo -mucho más al norte-, no acontecía ese fenómeno, pues una vara perfectamente vertical sí proyectaba sombra al mediodía del 21 de junio.

Este “simple” detalle le llevó a concluir que tal fenómeno sólo podía explicarse si la superficie de la tierra no fuera plana, sino curva. Imaginó que la tierra se asemejara a una esfera y su espíritu buscador le llevó a querer calcular el tamaño de su perímetro, para lo cual ideó un experimento.

Contrató a un hombre que midió en pasos la distancia que separaba a las dos ciudades (el equivalente a 800 kilómetros). Cuando llegó el nuevo solsticio de verano clavó una vara vertical en Alejandría y lanzó una cuerda desde el extremo superior de la vara hasta el extremo de la sombra que proyectaba en el suelo. El ángulo medía siete grados.

Por sus conocimientos de geometría dedujo que ese ángulo era exactamente el mismo que formarían dos hipotéticas varas, una clavada en Alejandría y otra en Siena, si se prolongaran y encontraran en el centro de la Tierra.

Siete grados es aproximadamente la cincuentava parte de una circunferencia. Multiplicó cincuenta por los ochocientos kilómetros de distancia entre las dos ciudades y ¡plup! estimó la longitud de la circunferencia en 40.000 kilómetros.

Las mediciones actuales nos indican que esa cifra es de 40.076 km en el ecuador y de 40.009 km entre los polos.

Este hallazgo animó a muchos navegantes a aventurarse en la exploración del planeta pues, a partir de ese momento, su dimensión ya era conocida y, por tanto, manejable. La conclusión de Eratóstenes redujo considerablemente la incertidumbre facilitando el tránsito desde el conocimiento a la acción.

¿Qué enseñanza extraigo yo, investigador social?

Esta historia me sugiere que el valor del investigador no está en la calidad de sus respuestas, sino en la calidad de las preguntas que plantea, entendiendo la calidad en un doble sentido.

1) La finalidad de las preguntas, esto es, su capacidad para desafiar la “franja de confort” del paradigma imperante en el momento. En la época de Eratóstenes, la creencia dominante en una tierra plana.

2) La imaginación para diseñar la pregunta. El experimento ideado por Eratóstenes es la forma que eligió para preguntarle al universo: “Dime, ¿cuánto mide el perímetro de este planeta?” Para lo cual el genio del investigador construyó un lenguaje a base de rayos de sol, pasos, varas, sombras y cuerdas.

Y aquí quiero que te detengas conmigo un instante, pues la experiencia de Eratóstenes me hace pensar sobre el tecno-ilusionismo que observo a menudo en los tiempos que corren. Como si la tecnología fuera la solución a todo y nos liberara de la responsabilidad de crear el conocimiento.

Ojo. La tecnología nos abre un mundo fascinante de posibilidades para interrogar al universo, cierto. Pero es el genio humano quien puede dirigir las preguntas, porque les imprime el propósito, las diseña e interpreta la información que producen a la luz del conocimiento previo, ya sea para re-validarlo o cuestionarlo.

Tengámoslo presente. Nos ayudará a educar a nuestros hijos como genuinos herederos de todos los Eratóstenes que nos han precedido.

Y por último, compañeros responsables de marcas y organizaciones: por favor, no renuncieis al espíritu de Eratóstenes que habita en vosotros. Las herramientas tecnológicas que los investigadores llevamos bajo el brazo son eso, herramientas. No conocen el lenguaje del universo social por sí mismas. Conectad con el «Punto Eratóstenes» en vuestra vida profesional y os ayudará a mejor comprender para mejor actuar, como ya les pasó a los navegantes en ese lejano siglo II antes de Cristo.

(En dos minutos de video Carl Sagan cuenta la experiencia).

Leo en el blog de Enrique Dans una entrada sobre el nuevo libro de Rebecca MacKinnon «Consent of the networked«, aún sólo en inglés pero Deusto lo va a editar en español.

El post de Enrique Dans también linkea a una TED Talk de la autora en julio 2011. En ella Rebecca MacKinnon se pregunta ¿Cómo diseñamos la próxima fase de Internet con responsabilidad y libertad en su núcleo, en lugar de control?

Te invito a que dediques quince minutos de tu vida a esta reflexión sobre la necesidad de hacernos conscientes del poder que nos da Internet si lo asumimos como ciudadanos conectados. Si no lo asumimos, otros lo harán por nosotros que, evidentemente, nos prefieren fragmentados, aislados, desinformados, y narcotizados con la industria del «pasatiempo» (considero que entretenimiento, es otra cosa).

Atención, nos jugamos mucho.

Es muy probable que en la última semana hayas recibido varias invitaciones a colaborar con iniciativas solidarias, pues la Red es un hervidero de campañas de comunicación que buscan cosechar ese «momento yes» que nos dirige al click, ya sea con un me gusta, con un re-tweet, con un dejo mis datos, con una donación, con una afiliación …

Por encargo de iwith.org, en Two Much hemos realizado una investigación sobre «La Solidaridad y Yo en Internet», con una muestra de 1.184 internautas españoles tomados del panel Netquest. El estudio revela que 5,4 millones de internautas españoles se muestran permeables a realizar contribuciones económicas a iniciativas solidarias.

Este dato nos habla de la existencia de un importante «mercado» de potenciales donantes y como en cualquier otra meta que persigas, cuanto más afines tu comunicación y tu experiencia de marca, mejor te irá en la suma de voluntades.

Al indagar entre los entrevistados sobre qué es lo que motiva o inhibe a contribuir con un determinado proyecto solidario hemos encontrado la existencia de estas diez claves para cuidar la propuesta de valor de tu proyecto (seis impulsos y cuatro frenos):
Seis aspectos que motivan:

1) Sentir la transparencia, entendida en un triple sentido: a) en el destino de los fondos, b) en quién está detrás –mejor dicho, al frente- del proyecto y c) en la clara comprensión de la meta que se persigue.

Decimos “sentir” y no otro verbo porque la transparencia debe estar en cada poro de la comunicación. No es algo que el potencial donante tenga que ir buscando, sino algo que invada a quien recibe el mensaje.

2) Afinidad con el propósito: estar 100% de acuerdo personalmente con la meta.

3) Percibir Profesionalidad en la organización que promueve o lidera la iniciativa.

4) Cercanía con los beneficiarios: hay un plus de interés si los beneficios de la iniciativa se dan en el entorno más cercano.

5) Ir también más allá de la ayuda “clásica”: proyectos que Despiertan la Conciencia de todo tipo de personas y no sólo prestan ayuda a los más necesitados.

6) Feedback sobre los logros: que el proyecto informe de los logros, de los avances, de los resultados.
Cuatro aspectos que inhiben:

1) Participación en el proyecto (aunque sea la idea del siglo) de organizaciones o instituciones en las que no se confía, especialmente si éstas son políticas, religiosas o grandes empresas o empresarios.

2) Percibir opacidad o falta de transparencia.

3) Sensación de “manipulación emocional”: cuando se comunica desde el alarmismo, el paternalismo, se busca la lágrima fácil o se transmite al ciudadano algún sentimiento de culpa.

4) Temores a introducir los datos personales en el site, especialmente si se trata de los datos bancarios en las aportaciones económicas.

 

Ya lo ves. Hay millones de personas dispuestas a contribuir si encuentran proyectos de interés liderados por organizaciones confiables. Cuida tu propuesta de valor y verás crecer los apoyos.

Si te interesa profundizar, los resultados del estudio se encuentran disponibles para su descarga gratuita en estos enlaces de Slideshare:

Versión principales conclusiones (30 páginas); Versión informe completo (100 páginas).

También te dejamos la información de este post en formato de video-report.

 

 

Hoy se cumple un año de la botadura de este blog. Me siento muy feliz de nadar en vuestra compañía por este océano de colores, pleno de vida efervescente.

En homenaje al instante en que decidí desnudarme y entrar al agua os dejo con el mensaje que metí en la botella aquel 31 de enero de 2011. Un año después siento que lo escrito sigue inspirándome y llenando mi vida de notas desafiantes.

Gracias por estar ahí.

Del prólogo del ebook: Inteligencia Ética: la RSC de nueva generación. 2ª edición. (ver en Slideshare).

Tras dos décadas observando como construyen sus relaciones las empresas y los clientes, hemos llegado al punto de concebir los negocios como un encuentro donde se concreta un intercambio entre personas. Vemos los negocios como ese espacio y ese tiempo donde se crea la danza entre quienes dan y toman; entre quienes toman y dan.

Y la unidad elemental de ese intercambio, la moneda común, es la VIDA.

Vida de personas –empleados, proveedores…- puesta ahí para crear el producto; y vida de personas puesta ahí para alcanzar el recurso económico que les permita adquirir el producto.

Si contemplamos este fenómeno con suficiente distancia, como hace el artista al dar esos dos pasos hacia atrás, veremos que en todos nosotros habitan los dos hemisferios: a veces estamos siendo productores y a veces consumidores. Pero nuestra vida es sólo UNA, porque somos la misma persona que produce y consume.

Nuestra vida, la única que somos, se expresa tanto a través de nuestro rol de productor como a través de nuestro rol de consumidor. Entonces …

¿Qué ocurre cuando estamos consumiendo algo que nos parece excelente, y a la vez somos conscientes de que produce daños a terceros, o ha sido fabricado por seres humanos en cautividad?

¿Qué ocurre cuando somos conscientes de que la compañía que paga nuestro buen salario y promueve la conciliación de vida familiar y profesional, contamina el agua potable en el Tercer Mundo y paga para que no se sepa?

Ocurre que la VIDA QUE SOMOS entra en conflicto.

Nos sentimos divididos, fragmentados, nos hacemos más débiles, más pequeños … Entristecemos, aunque sea una décima de segundo, pero esa breve pincelada sombría queda en nuestro corazón. Por ello nos preguntamos:

¿Es posible crear modos de intercambio en los que el hemisferio productor y el hemisferio consumidor se vivan UNO, como UNA es la vida que somos?

Creemos que …

Una especie que ha accedido al fuego, la agricultura, las lenguas y las matemáticas; una especie que tiene conciencia de sí misma, que ha identificado y explicado los conceptos de “libertad”, “amor” o “verdad”; una especie que formula la teoría de la relatividad, o descubre que la materia es, esencialmente, vacío; una especie capaz de cantar a lo hermoso en poemas que traspasan la eternidad, que observa el firmamento y crea mitos para trasladar la sabiduría de generación en generación …

Una especie que presenta estos logros ¿podría estar interesada en armonizar sus hemisferios productor y consumidor en nuestras relaciones de intercambio, con el fin de que nos sintamos conectados con la vida que somos cuando producimos y cuando consumimos?

¿Esta especie estaría interesada en encontrar modos de intercambiar unidades de vida entre ambos hemisferios en una danza armoniosa donde no sintamos conflicto?

Nosotros, Pepa y Luis Miguel, creemos que esa danza es posible, es deseada por las personas y es una palanca de supervivencia futura para los negocios.

Y la música que inspira a los danzantes se llama Inteligencia Ética.

 

Encuentro en el blog de Francisco Polo este video de 4 minutos. Una joya creada por kiva.org, la organización internacional especializada en microcréditos.

La pieza nos permite experimentar qué ocurre cuando 620.000 personas de todo el planeta prestan dinero (no donan, prestan) a otras 615.000 personas: emprendedores y estudiantes.

El crowdpower es un hecho -siempre lo fue- pero amigos creo que es el tema de la década: la fiesta del intercambio de unidades de vida entre las personas. Gracias Francisco por hacerte eco de esta iniciativa.

Qué importante es visualizar!

Intercontinental Ballistic Microfinance from Kiva on Vimeo.

A mi me parece que estos tiempos de crisis están favoreciendo que las personas busquemos dentro de nosotros qué tesoros habitan ahí dentro. Qué recursos sentimos latiendo como una vocecita que nos dice «mírame» «ábreme» «úsame»…

Y ocurre que cuando miramos dentro estamos creando la posibilidad de un encuentro con la mejor versión de nosotros mismos. Y ese hallazgo, empodera. «The power to be your best» frase que -cómo no- ya usó Apple en los noventa para hablarnos de nosotros mismos.

Y si uno penetra y visualiza ese tesoro que somos es probable que termine preguntándose «¿Si soy un tesoro por qué no consumo habitualmente como el tesoro que soy?» «¿Por qué me conformo tan a menudo comprando productos que no me convencen del todo?»

Ya sé que estas preguntas no están ahí habitualmente cuando tomamos decisiones cotidianas de compra. Lo sé. Pero no es menos cierto que cuando topas con un tesoro lo reconoces inmediatamente, y entonces sientes que esas preguntas aletean dentro de ti.

Esto mismo que nos acontece a las personas veo que se hace cada vez más manifiesto en las marcas, entendidas como organismos que saben mirar dentro de sí para descubrir sus capacidades de crear -como tesoros que son- tesoros a compartir con los consumidores-ciudadanos-seres vivos que somos.

Os dejo con un tesoro, la iniciativa de la marca Migueláñez y Abel, un binomio que rezuma dignidad. Un ejemplo vivo de puente que UNE el tesoro de dos seres: la marca y sus consumidores.

En mi caso ha sido uno de esos impactos que despiertan la vocecita interior: «¿Si soy un tesoro por qué no consumo habitualmente como el tesoro que soy?»

(Por cierto, sin hablar ni una palabra sobre Responsabilidad Social Corporativa … ¿alguien lo echa en falta?).

5,4 millones de internautas españoles se muestran permeables a realizar contribuciones económicas a iniciativas solidarias. Y la fórmula preferida es el apoyo puntual a proyectos concretos, muy por encima del clásico pago de una cuota periódica a una organización.

Son datos extraídos del estudio «La Solidaridad y Yo en Internet», que Two Much research studio y Netquest hicimos en septiembre de 2011 por encargo de iwith.org, una ONG fundada en 2001 cuya misión es prestar servicios de tecnología de la comunicación a otras ONG’s, en los cinco continentes.

Los resultados del estudio se encuentran disponibles para su descarga gratuita en estos enlaces de Slideshare:

Versión principales conclusiones (30 páginas); Versión informe completo (100 páginas).

En este post os dejamos con una de las conclusiones más relevantes de esta investigación: en un video de 7 minutos hablamos del potencial que tiene el crowdfunding como medio para obtener apoyos económicos de la ciudadanía.

Mi buen amigo Pablo Sánchez Kohn me puso en la pista de esta TED Talk protagonizada por Hernán Casciari, fundador de Orsai, un proyecto que moviliza la energía ciudadana en torno a la producción cultural.

Se trata de una iniciativa -otra más- en la que las personas se aúnan en torno a un propósito común, forjando un nuevo canal de comuni-creación donde dar cauce a su necesidad. En este caso, un proyecto editorial independiente, sin intermediarios, que permite un intercambio franco y equilibrado entre creadores y lectores … generando riqueza.

Un buen ejemplo de los vientos que mueven estos nuevos tiempos. Orsai es vida efervescente, disponible y sumamente accesible.

Creo que te merecerá la pena dedicarle veinte minutos de tu calma.

Las empresas tienen mucho más que ganar siendo empresas creadoras de valor 360º, que donando recursos a una RSC cuya finalidad última es gestionar su imagen.

De cómo lograr esto hablamos en nuestro e-book gratuito Inteligencia Ética: la RSC de nueva generación (2ª edición). Un documento de 48 páginas inspirado en reflexiones como esta:

Las empresas hacen cosas que intercambian con personas. Dependiendo de cómo concibas a las personas, así te plantearás las cosas que haces. Si concibes a tus clientes como eso, como “simples” clientes, tu pensamiento se encaminará a crear productos con buenas prestaciones. Pero si añades tres capas de interés y concibes a tus clientes también como ciudadanos, seres humanos y seres vivos, tus creaciones tenderán a incluir beneficios que no sólo son las prestaciones del producto. De forma natural entrarás en el ámbito de las vivencias positivas y las personas no vendrán a ti sólo por tus productos (que son imitables), sino también por cómo eres (eso es único) y cómo les haces sentir (eso es inolvidable). Así de simple … así de rentable.