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El_2013_enKickstarterKickstarter en 2013 movilizó 480 millones de dólares aportados por más de tres millones de personas, procedentes de más de 200 países.

Párate a pensarlo: 1,3 millones de dólares al día (900 dólares por minuto).

Son cifras de Premio Nobel de Economía.

(más información aquí).

Mi hijo me preguntó ¿Por qué es tan importante Internet en tu vida?

Esto se me ocurrió:

Al nacer no elegí mi nombre, tampoco mis apellidos: Luis Miguel Barral González.

Tampoco mis padres eligieron la dirección postal de la casa donde vivíamos: calle independencia, 3, 2º piso, Madrid.

El número de teléfono fue asignado por otros: 91 228 4700.

Mi número de móvil también: +34 616 11 43 47.

En cambio he podido decidir cómo Quiero que sea mi dirección de e-mail, salvo la arroba: hola@twomuchrs.com

¿Ves la diferencia hijo? desde que ponemos el primer pie en Internet empezamos a ejercer nuestra Soberanía.

Por eso me parece tan importante.

 

La música acompaña.

La música acompaña.

Esta encuesta que hemos realizado en España nos pone delante tres datos claros: a) la música es relevante para millones de personas, b) Internet nos da acceso a su inmensidad y c) el smartphone ubicuidad.

Son tres vientos favorables que hacen de la música tu compañera.

Nuestra relación con la música es una fuente de disfrute cotidiano, cómodo y relativamente económico. Es una experiencia recurrente, apetecible y, precisamente por ello, con alta probabilidad de ser compartida con el círculo de relaciones.

De ello se desprende que una marca que invierte en la música como puente de relación con los consumidores, no sólo está invirtiendo en una actividad con capacidad para captar la atención de su público objetivo, sino también con capacidad para formar parte de la relación que mantienen las personas entre sí.

A través de la música una marca puede formar parte de la Vida Social del Consumidor. La cuestión es ¿qué tipo de presencia en la música es adecuada para cada marca?

Comparto contigo mi punto de vista.

La música te permite dejar huella (no sólo impacto).
Todo es mucho más fácil si el público al que te diriges con tu inversión siente que tu presencia en la música es activa. Si entiende que gracias a tu marca se hace posible ese proyecto musical en el que estás invirtiendo y que, si lo hubiera hecho otra marca, sería de otro modo. Sería diferente.

Para obtener un retorno de calidad la marca que invierte tiene que dejar su huella en el proyecto, su sello. En definitiva, su marca.

Dejar huella es la condición necesaria para poder obtener reconocimiento, en el doble sentido de la palabra. El profesor José Antonio Marina nos habla de ese doble sentido:

“Reconocimiento es una palabra curiosa. En un principio designaba el mero percatarse de que ya habíamos conocido algo. Es la unión de una percepción con un recuerdo. ¿Cómo ha pasado a significar ‘mostrarse agradecido por cierto beneficio recibido’? (…)

El re del reconocimiento es el mismo re del recuerdo, palabra que procede de cor, corazón. Reconocer es aunar en nuestro corazón la alegría recibida y la causa de esa alegría.”

José Antonio Marina, Diccionario de los Sentimientos.

Este es el doble sentido del reconocimiento:

1) “Percatarse”: Notoriedad.
2) “Mostrarse agradecido por lo recibido”: Afecto (vía la gratitud).

Tenlo presente: tus opciones de retorno en notoriedad y afecto se verán incrementadas si tu marca deja su huella en los consumidores. Tienen que sentir que, en alguna medida, ese proyecto existe gracias a ti.

Crea algo Valioso, por Relevante, Coherente y Creíble.
Si quieres que tu marca deje huella, tu proyecto tiene que ser Valioso para ti y para el público al que te diriges. En el triángulo marcas-música-consumidor entiendo lo valioso como una síntesis de tres ingredientes: lo relevante, lo coherente y lo creíble.

Lo que considero Relevante atrae mi interés. Lo interesante capta mi atención. Prestando atención se esponjan los mecanismos de percepción, haciéndome más permeable a la experiencia que me están proponiendo.

Problema: ¿cómo voy a hacer algo relevante si mi marca no sabe de música?

No importa, ¿tu marca sabe de personas?

Si respondes afirmativamente busca al socio adecuado para crear el proyecto con el que imprimir tu huella en las personas a través de la música. Ese socio puede ser un artista conocido o anónimo, un instrumento musical, los propios fans de la música, los bares donde pinchan música, los emprendedores de barrio, un festival, un conservatorio, un futbolista, una película, Unicef …

La lista es prácticamente infinita.

Tu socio en un proyecto musical puede ser de cualquier naturaleza y estar en cualquier lugar. Sólo hay una cosa que todos los potenciales socios van a tener en común: también son una marca, como tú. Por lo tanto cualquier iniciativa de inversión en el territorio de la música es, por naturaleza, un Co-Branded Content Project.

Y ello implica que los valores de la /marca-inversor/ y los valores de la /marca-socio/ tienen que maridar adecuadamente pues, lo quieras o no, van a formar un todo. Ese trabajo de maridaje de valores cristaliza en una relación donde las dos marcas se prestan mutuamente poder en un efecto sinérgico.

El retorno de tu inversión será mejor si el consumidor percibe en vuestro proyecto …

Algo Coherente, con lo que ya sabe, piensa o imagina de vosotros.

Y si le parece Creíble viniendo de ambos.

La coherencia facilita la credibilidad. Si el proyecto se desarrolla en un territorio relevante, ya tienes los tres ingredientes de lo valioso para trabajar a favor de tu marca.

Es el momento de dar otro paso.

Contar una historia.
Pero no cualquier historia.

Tu proyecto musical tiene que ser una historia que genere en el público una vivencia acorde a vuestros intereses. La buena noticia es que la música es un lenguaje de gran plasticidad para contar historias.

La música se crea; se toca; se escucha; se baila; se canta; se ve; se disfruta; se descubre; se comparte; se discute; se compra; se regala; se recuerda; se ríe; se llora etc …

Se vive en vivo; se ve en la tele; se escucha en la radio; cuando conduzco, cuando cocino, cuando estudio … ; en casa, fuera de casa; cuando hago deporte; hablo de música con mis amigos; escucho a entendidos; mis músicos favoritos son personas a las que admiro; la tengo en soporte físico; en toda clase de dispositivos, etc…

¿Hay algo que quieras contar donde no haya sitio para la música?

Nos acompaña desde la noche de los tiempos, y hoy la tecnología nos da acceso continuo. Por su riqueza de recursos narrativos es genuinamente transmedia. No sólo por la diversidad de su lenguaje y de las situaciones en que se disfruta, sino también por la fertilidad en la relación interactiva con el público: la música facilita la participación de la gente.

Por todo ello es un territorio versátil para albergar e inspirar cualquier historia que provoque en el público la vivencia que tu marca quiere.

Si esa vivencia es valiosa las personas sentirán la necesidad de compartirla con sus círculos de relaciones. Formaréis parte de lo compartido. Tu marca y la de tu socio estaréis navegando la Vida Social de las Personas, y vuestro mensaje viajará más lejos, más tiempo.

Y aún tu proyecto puede tener más recorrido.

#nosolocompartir: dinámicas de creación colaborativa.
Tu historia puede alcanzar un nivel de atractivo tal que haya una porción de tu público objetivo que se muestre dispuesto a participar re-creando contenidos, añadiendo nuevas capas de interés a la historia inicial.

No serán muchas las personas que den el paso de crear contenidos nuevos, pero serán muchas más las que quieran ser espectadores de la participación de otros, añadiendo así una nueva capa de interés a tu historia, la cual ve incrementada la probabilidad de ser compartida.

Puedes optar por dejarlo ser de forma absolutamente espontánea, o también puedes optar por alentar y ofrecer un marco a este impulso co-creador dando paso a una creación colaborativa organizada o semi-organizada que, de nuevo, vuelve a generar contenido y alimenta la historia en una espiral que puede no tener fin.

Se difuminan los límites de la creación musical.
Este modelo de relación que favorece la participación y, en su caso, la creación colaborativa, es una propuesta donde se difuminan los límites entre el creador y la audiencia. Entre los productores y los creadores. Entre las marcas inversoras y los beneficiarios de la inversión.

Aflora un espacio de naturaleza “magmática”, una especie de sopa creativa en la que flotan artistas, productores, audiencia y anunciantes. Cuando una historia anida en esa sopa, todos sus integrantes tienen algo que ganar:

• Los artistas, hacer llegar su obra y vivir de ello.
• Los productores, su beneficio.
• La audiencia, disfrutar, compartir y participar.
• Los anunciantes, el retorno de su inversión en notoriedad y afecto.

El interés común a todos ellos es dar vida a una (buena) historia que imante con interés la atención de las personas. Este modo de estar presente en la música tiende a superar el corsé del concepto clásico de “campaña”. Una campaña vive lo que decide su anunciante. Una historia está viva mientras la gente le presta atención.

Si cuentas una buena historia en tu proyecto musical, durará mientras esté vivo el interés del público por relacionarse con esa historia y hacerla crecer. Y esto no se mide en tiempo “de reloj” sino en unidades de atención que la historia es capaz de atraer.

¿Se difuminan también los límites del negocio?
Si todos los ingredientes de la sopa tienen en común que el negocio se sostiene dando vida a buenas historias …

¿Podemos concebir un modelo de relación entre marcas, productores, artistas y público que no sólo tenga capacidad de crear y expandir cultura popular colaborativa, sino también de monetizarla y repartir los beneficios entre todas las partes que lo hacen posible?

¿Podemos imaginar a una marca co-creando proyectos musicales de tal calidad que haya personas dispuestas a pagar por ellos, y cuyo beneficio se reparte con los co-creadores, o se reinvierte en otros proyectos colaborativos?

¿Estamos en condiciones de imaginar que las inversiones en patrocinio musical de una marca se transformen en un acelerador de partículas creativas, que genere fenómenos culturales monetizables, enfocados a una audiencia que ya no es sólo un simple receptor pasivo de contenidos, sino un público que también puede ser co-creador y co-productor?

Quizás sean preguntas que hoy nos produzcan vértigo, pero creo que la puerta ya está abierta y es sólo cuestión de tiempo porque una comunidad de personas enfocadas a apoyar lo que consideran valioso es una energía social de gran poder.

Kickstarter nos lo está mostrando. En sus cuatro primeros años de vida (abril 2009-abril 2013) ha promovido 39.000 proyectos financiados con éxito vía crowdfunding (25 proyectos al día). De ellos, 11.100 (28%) son proyectos musicales.

Vivimos en la Era del Crow-Media.
El público ya no es una masa. Ahora se configura como multitud compuesta de comunidades que pueden organizarse en red para obtener lo que consideran valioso.

En la música ese consumidor crowd hoy puede …

• Participar en la difusión.
• Participar en la creación de contenidos.
• Participar en la financiación de los costes de producción.

¿Por qué no participar también en la inversión y en los beneficios?

¿Te imaginas a una marca contándote (buenas) historias a través de la música, que además te genere dinero?

¿Compartirías esa historia con tus amigos?

¿Esa marca obtendría tu reconocimiento?

¿Te dejaría huella?

Post publicado originalmente en el blog de MUWOM el 17 de junio de 2013, invitado por @RobertoCarreras.

Joan Melé trabaja en Triodos Bank, un banco diferente por transparente y ético. En esta entrevista en La 2 Joan habla sobre nuestra relación con el dinero.

Te la recomiendo entera, pero si no tienes tiempo ahora para disfrutarla te sugiero que veas del minuto 7:34 al 9:08.

Si te animas me encantaría saber qué te parece lo que nos dice Joan. Puedes escribirlo ahí abajo, en los comentarios. Muchas gracias!

El curso 2008-2009 acepté ser profesor de investigación social en el Centro Universitario Villanueva para los alumnos de último año en la licenciatura de Publicidad y Relaciones Públicas.

Este curso 2012-2013 ha sido mi quinto curso y desde hace tres ediciones comparto la tarea docente junto a mi socia, Pepa Barral. Los dos asistimos a la vez a la totalidad de las sesiones, uno lidera y el otro asiste y reporta feedback.

Estoy muy agradecido a mi universidad por darme libertad creativa a la hora de enfocar los contenidos y las experiencias en el aula y fuera de ella. En estos cinco años he conocido a jóvenes que me han conmovido y me han hecho Aprender cosas de mi, permitiéndome evolucionar.

Sé que hay estudiantes con los que no llegamos a conectar ¡vaya que si lo sé!, todos ellos son el reto de cada verano, cuando empezamos a esbozar lo que queremos desarrollar el curso siguiente. Pero también sé que hay personas con las que se entabla una comunicación profunda de aprendizaje mutuo, donde se prueban las mieles del insight.

Ayer recibí en mi cuenta de Twitter el agradecimiento de una de estas personas. No os puedo describir el gozo que siento. Me dije: «esta es una muestra de Gratitud. El fruto más noble del intercambio. Cuídalo como se merece.»

La foto recoge el texto que esta persona nos entregó en Once minutos (de su vida) en Twitter.

Once minutos en Twitter.

transmedia_tucamon_abril_2013«La distancia más corta entre dos personas es una historia
Esta frase la escuché hace un año en boca de Bill Boyd un maestro de lengua inglesa que utiliza las artes del storytelling para conectar con sus alumnos de secundaria.

Creo que la frase es un buen comienzo para enmarcar un post donde te propongo hablar de conectar a personas a través de historias, una cuestión que nos acompaña desde la noche de los tiempos. Y si no ¿porqué las culturas de la Antigüedad crearon Mitos para transmitir su visión de la Vida?

El poder de las historias fue uno de los temas centrales el pasado cuatro de abril en Camon Madrid, donde participé en una mesa redonda sobre Transmedia y Social TV compartiendo cartel con Melanie Parejo (youtube) y Nacho Gómez (Radio Televisión Española), invitados por Rafael Linares (Universidad Rey Juan Carlos).

En este foro pude esbozar algunas reflexiones que van madurando en los últimos meses y que ahora quiero compartir con todos vosotros.

El principio de todo lo demás.
Las buenas historias tienen el poder de imantar la atención del público. Su fuerza magnética es su capacidad de interesar. O si lo prefieres lo podemos poner en código banquero: sólo recibes un préstamo de atención si lo vas a devolver con intereses.

Hoy somos parte de un ecosistema sociotecnológico –personas conectadas, dispositivos y aplicaciones- que pone a nuestro alcance nuevas y diversas puertas de acceso a las historias. Hoy, si queremos, podemos «vivir en» una historia y no sólo ser espectadores de la misma. ¿Qué quiero decir? Déjame que te cuente lo que estoy experimentando con El Cosmonauta.

Desde el 5 de abril sigo en Facebook (Nayik) las conversaciones que tienen once personajes de la película, seis semanas antes del estreno (14 de mayo). Estoy afiliado a su comunidad, el Programa K, y recibo periódicamente la newsletter donde los creadores me amplían aspectos de la historia, a veces usando ficción y otras veces tirando de contexto histórico documental. Junto al largometraje hay otras 34 piezas -entre 4 y 15 minutos- que cuentan aspectos de la historia. No son imprescindibles para entender el largo, pero sí me lo harán una experiencia más rica e intensa. Puedo entrar en su web y descargarme el guión, o comprar «Poética para Cosmonautas» un poemario que ha inspirado aspectos de la historia. Si quiero puedo hasta organizar un estreno-fiesta, o re-mezclar la película a mi antojo etc, etc, etc…

En fin, los creadores han puesto ante mi un menú de posibilidades para que sea yo quien elija cómo y hasta dónde me quiero implicar en el disfrute de esta historia, inspirada en la carrera espacial rusa de los años 60 y 70.

Que cada cual elija la experiencia.

Está claro, los «cuentacuentos» contemporáneos disponen de un utillaje más rico para poner en juego su talento y creatividad, lo que trae aparejado una de las cosas más interesantes de las historias transmediadas: que permiten a sus seguidores elegir el grado de implicación.

Hay quien decide ser espectador pasivo; quien decide comentar y compartir con sus círculos de relaciones; quien va un paso más allá e interactúa con los personajes en Twitter o Facebook o en la App creada al efecto; quien participa creando contenidos en colaboración con los guionistas; hasta quien decide crear historias que enriquecen el universo narrativo … Lo transmedia facilita la participación del público y eso es fuente de riqueza para la historia.

En la mesa redonda Nacho Gómez contó la deliciosa anécdota de un fan de la serie Isabel, experto en latín, que hizo llegar a los guionistas el juramento que los Reyes Católicos usaron en una ceremonia real, escrito en el latín del siglo XV. Se incorporó a la ficción.

isabel-tve

Los Fans y la Gratitud.
Y todo ello facilita la creación de comunidades de personas que viven en la historia y la hacen crecer tanto en contenidos como en difusión porque, simplemente, les gusta y forma parte de sus vidas. Es una modalidad de intercambio que se basa en el principio de Gratitud, más poderoso que el de Satisfacción.

La Gratitud es un sentimiento que impulsa a querer corresponder porque lo recibido se considera sorprendentemente valioso; la Satisfacción en cambio es el sentimiento de estar conforme con lo recibido porque se ajusta a lo pactado, pertenece al reino de lo esperado. La Gratitud moviliza hacia un nuevo intercambio; la Satisfacción complace.

Los fans de una historia vibran en Gratitud, razón por la que late en ellos su impulso a corresponder colaborando del modo que está a su alcance para que esa historia sea aún mejor. Los fans no son gente rara, son gente agradecida.

La reconversión publicitaria.
Y este momento maravilloso para contar historias convive con la necesidad de reconvertir el discurso publicitario de las marcas. Los consumidores-ciudadanos mostramos cada vez más reparos a prestar atención a los mensajes envasados en códigos publicitarios convencionales, pues los asociamos con a) apariencia y b) interrupción. Hemos desarrollado una profilaxis para protegernos de la publicidad “monda y lironda”.

Las marcas necesitan recuperar su prestigio social como elementos centrales de la cultura en la que viven. Pero …

¿Cómo labrarse un prestigio social si los destinatarios de tu mensaje no quieren prestarte atención en el lenguaje en que les hablas?

Un camino para volver a ser relevantes: contar historias.
Si damos por bueno que “la distancia más corta entre dos personas es una historia», comprendemos que las marcas tienen ahí la oportunidad de generar un espacio de cercanía con sus consumidores, tendiendo un puente por donde podrán circular sus decisiones de compra cuando llegue la ocasión. Si esas historias están tejidas con los mimbres de la narrativa transmedia podrán ser más intensas, más interactivas, más completas, más ubicuas … más envolventes.

Estoy convencido de que la próxima década nos deparará suficientes ejemplos de historias relevantes para el público que se van a producir o co-producir con una parte del dinero que hoy está en los presupuestos publicitarios.

Dinero que en vez de ir destinado a conseguir impacto, irá enfocado a generar huella.

Dinero que no sólo buscará mantener o incrementar la notoriedad, sino que tendrá como misión gestionar el olvido, creando sentimientos duraderos de aprecio, afecto o simpatía hacia la marca que lo invierte.

En definitiva, dinero invertido para retornar en Gratitud, ese sentimiento que moviliza a querer corresponder.

En los actuales tiempos del Crowd Media la forma más habitual de corresponder es compartir las experiencias gratas con nuestros círculos de relaciones. La recomendación de nuestros pares es un capital social circulante que está ahí, disponible para toda marca que sepa tocar el punto “G”, el de la Gratitud.

¿Qué necesitamos para reconvertir el discurso publicitario?
Provocar el encuentro y el diálogo fértil entre marcas y creadores de historias.

Necesitamos anunciantes que confíen sus necesidades de comunicación a cuentacuentos que sepan manejar la presencia sutil de una marca en una historia.

Necesitamos creadores que quieran y sepan contar historias que generen el legítimo y necesario retorno a sus mecenas.

Y necesitamos no perder de vista que el público no presta su atención a una historia para comprar yogures. Presta su atención porque esa historia le está hablando de él.

Ya comprará el yogur cuando toque. Y ahí estará tu marca … si no cae en el olvido.

 

Gracias a todos mis compañeros y profesores de la primera promoción del Curso Superior Universitario de TV Social, Transmedia y Nuevas Narrativas Audiovisuales,  orquestados por Eduardo Prádanos. Gracias por ayudarme a explorar en esta nueva frontera.

Aquí os dejo el video de la jornada (la mesa redonda comienza en el momento 1 hora y 13 minutos. Antes está la conferencia de Rafael Linares sobre Transmedia, y después la de Eduardo Prádanos sobre Social TV).

Ya está aquí. El póster oficial del largometraje cuyo estreno mundial será en Madrid, cine Callao, el próximo 14 de mayo.

¿Qué es lo que hace especial a esta película?

De entrada, que no es una película. Es una historia transmedia que se desarrolla en un largometraje (90′) y más de 30 piezas alrededor que enriquecen lo que la película cuenta, ofreciendo puntos de vista complementarios que, si tú lo deseas, te permiten vivir esta historia con más intensidad y lujo de detalles.

De hecho la trama de la peli ya se está desarrollando en Facebook desde el pasado cinco de abril. Seis semanas antes del estreno once personajes de la película han empezado a conversar sobre aspectos de la historia que no salen en el largo, pero que te viene genial conocer para vivirlo más intensamente. Puedes seguir la narración en Facebook, llamada Nayik, aquí.

A decir verdad esta historia comenzó su vida pública hace seis años cuando tres jóvenes sin dinero pero con sueños, y coraje para aterrizarlos, decidieron que iban a contar la historia que querían contar. Antes de que hubiéramos descubierto el crowdfunding invocaron a su incipiente comunidad de fans y, desde entonces, han ido obteniendo lo necesario para poder hacer la obra que querían, sin injerencias.

La suma se llama 400,000 euros procedentes de 5.000 personas; y otros 500.000 euros procedentes del trabajo de un equipo de profesionales que han diferido el cobro de sus salarios hasta que la película genere los ingresos.

Asimismo, estos tres jóvenes -Nicolás, Carola y Bruno- han logrado algo muy difícil de ver: una marca, Pepephone, ha aportado una cuantía importante a la producción (80.000 euros) sin poner condiciones que afecten de ninguna manera a la calidad de la historia o a la libertad creativa de sus creadores. Todo un ejemplo de inteligencia, pues sin imponer nada están obteniendo el más valioso de los retornos: aquel que es fruto de la gratitud.

Esta película se podrá ver desde el día 17 de mayo en Internet en una modalidad francamente interesante. Desde su site podrás acceder al visionado completo sin pagar ninguna cantidad, simplemente compartiendo con tus círculos de relaciones (facebook, twitter…) que la vas a ver: «share per view». Tras ver la película podrás aportar la cuantía que consideres, si quieres. Si no, está bien, no pagas nada. ¿Te suena? ¿Recuerdas los excelentes museos de ciudades como Londres? ¿Recuerdas lo que hiciste la última vez que ese músico te pellizcó el corazón en algún vagón de metro?

Esto sólo es posible si hay Confianza. Confiar en que el público sabrá reconocer y contribuir con sus artistas si estos les proporcionan una experiencia grata. En el fondo, es confiar en la calidad de tu propio trabajo y en la íntima conexión entre creador y fan. Aquí no hablamos de una relación. Hablamos de comunión.

Otra cualidad que me gusta de este proyecto es que cualquier persona del mundo está autorizada por los creadores de El Cosmonauta para organizar un pase público de la película … y cobrar entrada. Ellos te envían una copia licenciada, te envían el material promocional necesario y, simplemente, te piden que una vez que descuentes los gastos del evento hagáis el reparto del beneficio. Te conciben como un socio, no como un pirata.

Además, claro está, se podrá ver en salas, en TV y en los sites de Video On Demand (VOD). También podrás comprar en su tienda el DVD donde, junto al largo, tendrás las otras más de 30 piezas -unas de ficción, otras no- que componen la historia, cuyo metraje sumado es como el del largo. También, si lo deseas, podrás adquirir merchandising (libros, diario de rodaje …).

Todos los detalles los encontrarás en este documento, llamado The Plan-versión 3. Os lo recomiendo si os interesa ver cómo una idea radicalmente nueva se aterriza, permaneciendo fiel a la nobleza de su propósito. No me extraña que este proyecto sea caso de estudio en universidades y escuelas de negocio, sin ir más lejos, en el reputado Instituto de Empresa.

Por si fuera poco, estos tres creadores van a poner en la red más de 140 horas de grabaciones en bruto, de calidad profesional, licenciado con Creative Commons para que cualquier persona haga el montaje que le dé la gana, o lo mezcle a su antojo. No hay ninguna prohibición para usar este material, sólo te piden dos cosas: que cites la fuente original, y que si lo haces con fines lucrativos repartas el beneficio con ellos.

En fin, no puedo ocultar el entusiasmo, ni lo voy a hacer. Admiro a Nicolás, Bruno, Carola y a su obra. Soy uno de los cinco mil productores y hablo de este proyecto en cuanto tengo ocasión. Me siento muy agradecido de poder contribuir con este fenómeno, y me MUERO de ganas por ver la peli, que tiene una pinta estupenda.

Os dejo con el trailer.

Esta de la que hablo es una historia preciosa, contada en seis minutos. Sin una sola palabra.

Creada por alumnos de la Escuela de Animación Primerframe de Valencia, ha sido galardonada con el Goya al Mejor Cortometraje de Animación, en su edición de 2013.

En realidad esta pieza para mi se titula «Los Compradores de Humo». Cuando la vi por primera vez automáticamente empaticé con las víctimas del engaño ¿quién no ha sido estafado alguna vez? Pero al paladear la historia re-conozco que no me habla de quien vende humo, sino de quien quiere comprar sus sueños en vez de protagonizarlos.

Como ese niño que entrega su imaginación a cambio de un juguete.

Esta historia me habla de que cuando estás dispuesto a que otro te dé lo QUE más deseas, estás renunciando a ser QUIEN más deseas. Entonces el «humo sapiens» ya sabe que ha llegado el momento de desplegar su plumaje irresistible para llevarte al huerto. Y tú le darás lo que te pida porque sientes que su promesa de beneficio es inalcanzable para ti.

Tan obnubilado estarás saboreando lo fácil de tu conquista que, al descuido, acabarás como el rico de esta historia.

Me encanta este corto. Gracias a su director, Jaime Maestro.

Gracias a Pilar Javaloyes que me puso en su pista.

Fundadores de Riot Cinema Collective

Fundadores de Riot Cinema CollectiveUna cita con la Obra de una gente maravillosa, valiente, inspiradora, generosa … una gente Genial!

Es el estreno en Madrid -cine Callao- de El Cosmonauta, una historia transmedia que nos va a remover, en todos los sentidos.

En su web te cuentan cómo puedes organizar tu propio pase en tu ciudad, en tu pueblo, en tu comunidad de vecinos … Tan fácil como decirlo y ellos te facilitan las cosas.

Carola, Bruno, Nicolás ¡GRACIAS! Vuestra Obra habla bien a las claras de quién sois.

Trailer El Cosmonauta (En todas tus pantallas el 14 de Mayo) from Riot Cinema on Vimeo.

Javier Cañada es el creador de Vostok Studio, un referente del diseño de interacción en nuestro país y fuera del mismo. En TedxValladolid 2012 Javier nos habló de Belleza con mayúsculas, como concepto independiente del espacio y el tiempo. Y para ilustrar su pensamiento tensó un arco imaginario desde Platón a Henry Dreyfuss, pasando por San Agustín, Bethoveen, Eiffel y otros Grandes de la Humanidad.

De su cuerda salió proyectada su convicción de que el acto mismo de crear (Belleza) es fruto del individuo. Evocó la honestidad del diseñador frente a la soledad de su mesa de trabajo, en contraposición a las corrientes actuales que ponderan el valor de crear/diseñar en equipos, tratando de poner en valor la inteligencia colectiva de un grupo de personas.

Javier siente que la aproximación desde lo colectivo no nos alcanza si el resultado que se busca es la Belleza, con mayúsculas. Por ello expresa y defiende su querencia a diseñar mirando a los dioses y no a los hombres.

Diseñar mirando a lo sublime y no a las pasiones que guían las necesidades de los hombres. Diseñar mirando a la complejidad extrema de la Vida, trasladándola en una simplicidad que se expresa en Belleza fácil de disfrutar.

Esta intervención de Javier Cañada me ha despertado una reflexión: ¿qué pasaría si miráramos a los hombres, pero los concibiéramos como dioses latentes? ¿estaríamos diseñando, entonces, con la mirada en lo sublime?

A veces he visto como queremos -por ejemplo- que los viajeros nos ayuden a diseñar el autobús preguntándoles cómo harían el autobús que quieren. Y ahí creo que es cuando miramos a los hombres, en el sentido que Javier Cañada nos habla. Coincido con él en que es muy difícil que se llegue a algo Bello, con mayúsculas.

Pero si trabajamos con los viajeros desde otro comienzo -«¿qué te produce gozo cuando viajas?»-, estaremos apelando a esa parte de nuestra naturaleza que sabe re-conocer la Belleza de la Vida cuando la experimenta. Porque todo hombre es capaz de sentir esa Belleza Universal, aunque no pueda ponerla en palabras.

Entonces, si sabemos re-conocer la Belleza ¿será porque ya la llevamos dentro?

¿Será que los Diseñadores como Javier, más que Arquitectos, son Libertadores de la Belleza, la nuestra, la de siempre, la Universal?