A mi me parece que estos tiempos de crisis están favoreciendo que las personas busquemos dentro de nosotros qué tesoros habitan ahí dentro. Qué recursos sentimos latiendo como una vocecita que nos dice «mírame» «ábreme» «úsame»…
Y ocurre que cuando miramos dentro estamos creando la posibilidad de un encuentro con la mejor versión de nosotros mismos. Y ese hallazgo, empodera. «The power to be your best» frase que -cómo no- ya usó Apple en los noventa para hablarnos de nosotros mismos.
Y si uno penetra y visualiza ese tesoro que somos es probable que termine preguntándose «¿Si soy un tesoro por qué no consumo habitualmente como el tesoro que soy?» «¿Por qué me conformo tan a menudo comprando productos que no me convencen del todo?»
Ya sé que estas preguntas no están ahí habitualmente cuando tomamos decisiones cotidianas de compra. Lo sé. Pero no es menos cierto que cuando topas con un tesoro lo reconoces inmediatamente, y entonces sientes que esas preguntas aletean dentro de ti.
Esto mismo que nos acontece a las personas veo que se hace cada vez más manifiesto en las marcas, entendidas como organismos que saben mirar dentro de sí para descubrir sus capacidades de crear -como tesoros que son- tesoros a compartir con los consumidores-ciudadanos-seres vivos que somos.
Os dejo con un tesoro, la iniciativa de la marca Migueláñez y Abel, un binomio que rezuma dignidad. Un ejemplo vivo de puente que UNE el tesoro de dos seres: la marca y sus consumidores.
En mi caso ha sido uno de esos impactos que despiertan la vocecita interior: «¿Si soy un tesoro por qué no consumo habitualmente como el tesoro que soy?»
(Por cierto, sin hablar ni una palabra sobre Responsabilidad Social Corporativa … ¿alguien lo echa en falta?).