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“Aquí no compra música ni dios”. Esto, o algo parecido, escuchamos habitualmente en cualquier foro relacionado con la industria musical. En este artículo queremos decir “vamos a ver, ni tanto ni tan calvo”. En España hay compradores de música ¿quieres saber quién? Te invito a descubrirlo y documentarlo con datos procedentes de la investigación sociológica que Two Much Research Studio ha realizado para BIME.

En la anterior entrega de esta saga dejamos planteado que hay cinco tipos de aficionados a la música que hemos llamado “núcleo”, “sociales”, “audición”, “tibios” y “fríos”.

Figura 1

Figura_1_2

Vamos a entender qué les hace diferentes entre sí, observando los datos que hemos recogido sobre streaming, descargas y compras de música.

Streaming y descargas.

La figura 2 muestra las respuestas a la pregunta “¿Qué es para ti lo más cómodo a la hora de escuchar música procedente de Internet?

Figura 2

Figura_2_2Los internautas expresan con claridad que la fórmula del streaming es la más cómoda, vamos la preferida. Y además, esta preferencia es mayor cuanto más aficionado se es, de ahí que podamos concluir que el crecimiento del streaming está garantizado en el futuro próximo porque es la forma que mejor se ajusta, hoy por hoy, a los aficionados cuando quieren disfrutar de la música grabada.

El streaming crecerá pero ¿lo harán las suscripciones de pago? Ahí dejo la pregunta, de la que nos ocuparemos en las próximas semanas al entrar en detalle con lo que el líder, Spotify, representa para los internautas españoles.

Compra de música grabada.

Avancemos ahora por la figura 3, donde nos espera un dato contundente: el 2,8 de los internautas españoles de 16 a 54 años se definen como compradores habituales de música. Aproximadamente medio millón de personas (gráfico de la izquierda).

Tan sólo en el segmento de aficionados “núcleo” emerge un 10% de compradores habituales de música. Dicho de otro modo, si nos fijamos en los “heavy users” de la música, sólo 1 de cada 10 son compradores habituales de música grabada.

Si a eso añadimos a) la comparación con las cifras de descargas gratuitas (gráfico de la derecha) y b) la pujanza del streaming que antes veíamos, llegamos a la conclusión de que el “mercado” de la música grabada está en declive, siendo bastante raro –estadísticamente hablando- encontrar a alguien que sea comprador habitual.

Subrayo que hablo de “mercado” entendido como ese lugar donde vamos a proveernos con normalidad de lo que necesitamos. El hecho de que haya un 2,8% de compradores habituales de música nos índica que la compra no es patrón de “normalidad”, sino de excepcionalidad.

Figura 3

Figura_3_2

 

¿Significa esto que sólo compra música grabada el 2,8% de los internautas? No, esos son los compradores habituales. Afortunadamente para todas las personas que forman parte de la industria musical la cifra de compradores es mayor, pero su importancia cualitativa es escasa dado que se nutre de compras esporádicas.

La figura 4 nos indica la cantidad de personas que han comprado música grabada en los doce meses anteriores a la realización de la encuesta. El 38% de los internautas españoles de 16 a 54 años ha comprado música grabada alguna vez en ese período (6,3 millones de personas).

Figura 4

Figura_4_2Ese 38% no se mantiene constante en los cinco tipos de aficionados. La figura 5 nos indica que la relación que cada persona mantiene con la música es la que explica su mayor o menor permeabilidad a comprar música grabada. Así, los datos muestran que cuanto mayor es la afición más crece el porcentaje de personas que han comprado algo en los últimos doce meses.

Los más compradores –a gran distancia de los demás- son el segmento “núcleo” que, recordemos, está formado por los aficionados que sienten pasión por la música y además son amantes de la música en vivo. Ellos son el cimiento donde se asienta la industria musical.

Figura 5

Figura_5_2Compra de música en vivo.

En la compra de música en vivo aparece un patrón parecido. Observa la figura 6, que nos muestra la asistencia a conciertos de pago en los últimos doce meses. Ahí apreciamos que el 38,5% de los internautas españoles de 16 a 54 ha pagado por asistir al menos a un concierto en los últimos doce meses (7,7% cuatro o más + 14,8% dos o tres + 16,0% uno).

¿Se distribuye uniformemente la frecuencia entre los cinco segmentos de aficionados? Claramente no. Volvemos a ver un patrón similar: cuánto mayor es el grado de afición, mayor es la frecuencia con la que se asiste a conciertos de pago.

Figura 6

 

Figura_6_2

 

Pero -y aquí reside la idea principal- si comparamos el patrón de compra de la música grabada y el de la música en vivo (figura 7) vamos a ver algo que intuitivamente muchos hemos pensado, y ahora se manifiesta ante nuestros ojos, limpiamente.

Figura 7

Figura_7_2En dos de los tres segmentos de mayor afición hay más frecuencia de compra de música en vivo que de música grabada. Es decir, el grupo de personas que más influencia tiene sobre la industria de la música está más abierto a “consumir y pagar” música en vivo que música grabada.

Un dato sumamente relevante en estos tiempos de efervescencia digital, pues pone sobre la mesa la creciente aceptación social de conciertos, festivales y cualquier otro formato que permita a las personas vivir una experiencia orgánica con la música.

Una experiencia que se adentra dónde no puede llegar la música grabada. Me refiero a esa comunión a tres bandas: mi artista, yo, y otros como yo.

 

Para ver o descargar la metodología empleada en el estudio:

 

Para ver o descargar gráficos de este artículo 2.

 

Este artículo fue publicado originalmente en el site de BIME.

 

La música es una experiencia envolvente, nos acompaña. Y, a la par, viaja en nuestras entrañas. Nos habita.

La música se crea; se toca; se escucha; se baila; se canta; se ve; se disfruta; se descubre; se comparte; se discute; se compra; se regala; se recuerda; se ríe; se llora …

Se vive en vivo; se ve en la tele; se escucha en la radio; cuando conduzco, cuando cocino, cuando estudio … En casa; fuera de casa; cuando hago deporte; hablo de música con mis amigos; escucho a entendidos; mis músicos favoritos son personas a las que admiro; la tengo en soporte físico; en todo tipo de dispositivos …

Está con nosotros desde la noche de los tiempos y la tecnología actual nos permite un acceso casi ilimitado y ubicuo. Surge la pregunta: ¿qué valor otorgamos a la música hoy, en una sociedad conectada en Internet?

Con el ánimo de contribuir con respuestas a esta macro-pregunta usando las ciencias sociales, BIME promovió durante la segunda mitad de 2013 un estudio sociológico que profundiza en el conocimiento de los aficionados a la música en España: cuántos son, quiénes son, con qué intensidad lo viven, cómo se relacionan con ella desde que Internet llegó a sus vidas, cuándo pagan y cuándo no …

El estudio, realizado por el equipo de investigadores de Two Much research studio, ha empleado métodos de investigación cualitativa (focus groups) y una encuesta entre una potente muestra aleatoria de 3.800 participantes, representativa de los 17 millones de internautas españoles de 16 a 54 años que usan Internet a diario.

Hoy publicamos aquí la primera entrega de una serie de artículos donde iremos desgranando y compartiendo las conclusiones de esta investigación. Y por ser la primera entrega vamos a empezar dimensionando el campo de juego: ¿Nos interesa la música a todos por igual?

La respuesta es no. Llegamos a ese “no” después de analizar las opiniones aportadas por los participantes en dos preguntas sencillas:

Pregunta 1: ¿Con cuál de estas frases te sientes más identificado/a?
• La música es para mi una pasión. No podría vivir sin escuchar música.
• Me encanta escuchar música, aunque no me considero un/a apasionado/a de la música.
• Escuchar música me gusta, pero tampoco es algo tan importantísimo en mi vida.
• Francamente, la música no me atrae gran cosa.

Pregunta 2: Respecto a la música en vivo ¿con cuál de estas frases te sientes más identificado/a?
• Es de las cosas de la vida con las que más disfruto.
• Me gusta, aunque puedo pasar sin ello.
• La música en vivo no me atrae gran cosa.

Figura 1.

Figura 1_1

Al estudiar las respuestas de los 3.800 participantes en estas dos preguntas hemos identificado la existencia de un gradiente compuesto por cinco segmentos de afición a la música (figura 1). Son estos:

Segmento NÚCLEO: denominamos así a las personas que se consideran apasionados de la música en general y, además, son amantes de la música en vivo. Suman el 17,9% de los internautas españoles de 16 a 54 años. Sin duda, como veremos a lo largo de los próximos artículos, representan el público más permeable a todas las iniciativas vinculadas con la música: “strimean» más, descargan más, compran más, asisten más a conciertos y festivales, …

Segmento SOCIALES: con este nombre nos referimos a ese 10,2% de internautas que sin ser tan apasionados de la música como los anteriores, sí son igual de amantes de la música en vivo. Interesante grupo de personas para quienes el máximo atractivo de la música reside fundamentalmente en la experiencia vivida en conciertos y festivales.

Segmento AUDICIÓN: lo integran el 16,5% de los internautas. Se trata del perfil complementario al anterior, pues aunque no son muy amantes de la música en vivo pero sí son apasionados de la música. Si pudiéramos fundir un aficionado del segmento Sociales con otro de Audición daría como resultado un aficionado del segmento Núcleo.

Segmento TIBIOS: está formado por el 29,5% de internautas que tienen un claro interés por la música pero no se consideran apasionados ni de la música en general, ni de la música en vivo.
Segmento FRÍOS: donde se encuadran el 25,9% restante, para quienes la música no es tan importante en sus vidas.

Figura 2.

Figura 2_1

 

Figura 3.

Figura 3_1

Cuando observamos cómo se distribuyen estos cinco segmentos de afición a la música por los diferentes grupos sociales podemos llegar a las siguientes conclusiones

1. Hombres y mujeres son iguales ante la afición a la música. No hay diferencia de género (figura 2)

2. Tampoco se aprecia ninguna influencia relevante de la situación económica personal. La mayor o menor afición por la música se extiende por igual entre todo tipo de bolsillos (figura 3).

3.  El nivel de estudios ejerce una influencia moderada. Los internautas con estudios universitarios tienen ligeramente más afición a la música que aquellos con estudios medios; y éstos más afición que quienes tienen estudios básicos (figura 3), indicando que el grado de exposición a la música guarda cierta relación con el nivel educativo-cultural de las personas.

4. Lo que todos intuimos: se aprecian notables diferencias generacionales. La afición a la música crece cuanto más joven es el público, y los segmentos atraídos por la música en vivo (núcleo y sociales) destacan especialmente entre los menores de 35 años (Figura 2). Surge una pregunta que dejo en el aire: ¿dentro de 20 años veremos una foto así, o el gradiente de afición a la música se habrá homogeneizado entre todas las generaciones?

5. Y, finalmente, los datos nos indican la fuerte correlación existente entre el grado de afinidad a Internet y la afición por la música. Hemos clasificado a los internautas en cuatro segmentos de mayor a menor afinidad hacia Internet: intensivos, entusiastas, moderados y fríos. La figura 4 nos muestra cómo crecen los segmentos de mayor interés por la música (núcleo, sociales y audición) entre los segmentos más afines con Internet (intensivos y entusiastas), poniendo de relieve que Internet y la música son dos fenómenos que se prestan mutuamente poder: la música encuentra en Internet el cauce para expandir su influencia; Internet encuentra en la música una razón poderosa para conectar personas.

Figura 4.

Figura 4_1El valor de la foto de la figura 4 es que lo vemos plasmado sencilla y rotundamente. Esa foto nos ayuda a entender cómo la llegada de Internet a nuestras vidas está cambiando tanto y tan rápido el modo en que los más aficionados se relacionan con la música. La magnitud y la velocidad del cambio se ven favorecidas porque los internautas más avezados son también los más aficionados a la música, haciendo que los contenidos musicales se encuentren entre los que más circulan por la red de redes.

Por ello hemos dedicado varios meses del año 2013 a entender ese triángulo: la Música, Internet y Yo.

En próximos artículos iremos compartiendo los principales hallazgos de nuestra investigación para aportar nuestras respuestas a la pregunta que nos ha guiado: ¿qué valor otorgamos a la música hoy, en una sociedad conectada en Internet?

En la segunda entrega hablaremos sobre streaming, descargas gratuitas y compra de música grabada. Todo ello bajo el foco de los cinco segmentos de afición a la música.

Para ver o descargar la metodología empleada en el estudio:

 

Para ver o descargar los gráficos usados en este artículo:

 

Este post fue publicado originalmente en el site de BIME 2014.

http://bime.net/la-musica-internet-y-yo-nos-interesa-la-musica-a-todos-por-igual/