Ya está aquí. El póster oficial del largometraje cuyo estreno mundial será en Madrid, cine Callao, el próximo 14 de mayo.

¿Qué es lo que hace especial a esta película?

De entrada, que no es una película. Es una historia transmedia que se desarrolla en un largometraje (90′) y más de 30 piezas alrededor que enriquecen lo que la película cuenta, ofreciendo puntos de vista complementarios que, si tú lo deseas, te permiten vivir esta historia con más intensidad y lujo de detalles.

De hecho la trama de la peli ya se está desarrollando en Facebook desde el pasado cinco de abril. Seis semanas antes del estreno once personajes de la película han empezado a conversar sobre aspectos de la historia que no salen en el largo, pero que te viene genial conocer para vivirlo más intensamente. Puedes seguir la narración en Facebook, llamada Nayik, aquí.

A decir verdad esta historia comenzó su vida pública hace seis años cuando tres jóvenes sin dinero pero con sueños, y coraje para aterrizarlos, decidieron que iban a contar la historia que querían contar. Antes de que hubiéramos descubierto el crowdfunding invocaron a su incipiente comunidad de fans y, desde entonces, han ido obteniendo lo necesario para poder hacer la obra que querían, sin injerencias.

La suma se llama 400,000 euros procedentes de 5.000 personas; y otros 500.000 euros procedentes del trabajo de un equipo de profesionales que han diferido el cobro de sus salarios hasta que la película genere los ingresos.

Asimismo, estos tres jóvenes -Nicolás, Carola y Bruno- han logrado algo muy difícil de ver: una marca, Pepephone, ha aportado una cuantía importante a la producción (80.000 euros) sin poner condiciones que afecten de ninguna manera a la calidad de la historia o a la libertad creativa de sus creadores. Todo un ejemplo de inteligencia, pues sin imponer nada están obteniendo el más valioso de los retornos: aquel que es fruto de la gratitud.

Esta película se podrá ver desde el día 17 de mayo en Internet en una modalidad francamente interesante. Desde su site podrás acceder al visionado completo sin pagar ninguna cantidad, simplemente compartiendo con tus círculos de relaciones (facebook, twitter…) que la vas a ver: «share per view». Tras ver la película podrás aportar la cuantía que consideres, si quieres. Si no, está bien, no pagas nada. ¿Te suena? ¿Recuerdas los excelentes museos de ciudades como Londres? ¿Recuerdas lo que hiciste la última vez que ese músico te pellizcó el corazón en algún vagón de metro?

Esto sólo es posible si hay Confianza. Confiar en que el público sabrá reconocer y contribuir con sus artistas si estos les proporcionan una experiencia grata. En el fondo, es confiar en la calidad de tu propio trabajo y en la íntima conexión entre creador y fan. Aquí no hablamos de una relación. Hablamos de comunión.

Otra cualidad que me gusta de este proyecto es que cualquier persona del mundo está autorizada por los creadores de El Cosmonauta para organizar un pase público de la película … y cobrar entrada. Ellos te envían una copia licenciada, te envían el material promocional necesario y, simplemente, te piden que una vez que descuentes los gastos del evento hagáis el reparto del beneficio. Te conciben como un socio, no como un pirata.

Además, claro está, se podrá ver en salas, en TV y en los sites de Video On Demand (VOD). También podrás comprar en su tienda el DVD donde, junto al largo, tendrás las otras más de 30 piezas -unas de ficción, otras no- que componen la historia, cuyo metraje sumado es como el del largo. También, si lo deseas, podrás adquirir merchandising (libros, diario de rodaje …).

Todos los detalles los encontrarás en este documento, llamado The Plan-versión 3. Os lo recomiendo si os interesa ver cómo una idea radicalmente nueva se aterriza, permaneciendo fiel a la nobleza de su propósito. No me extraña que este proyecto sea caso de estudio en universidades y escuelas de negocio, sin ir más lejos, en el reputado Instituto de Empresa.

Por si fuera poco, estos tres creadores van a poner en la red más de 140 horas de grabaciones en bruto, de calidad profesional, licenciado con Creative Commons para que cualquier persona haga el montaje que le dé la gana, o lo mezcle a su antojo. No hay ninguna prohibición para usar este material, sólo te piden dos cosas: que cites la fuente original, y que si lo haces con fines lucrativos repartas el beneficio con ellos.

En fin, no puedo ocultar el entusiasmo, ni lo voy a hacer. Admiro a Nicolás, Bruno, Carola y a su obra. Soy uno de los cinco mil productores y hablo de este proyecto en cuanto tengo ocasión. Me siento muy agradecido de poder contribuir con este fenómeno, y me MUERO de ganas por ver la peli, que tiene una pinta estupenda.

Os dejo con el trailer.

INICIO Cap 1

MADRID ENERO 2013

El “reloj biológico”, esa expresión que llevaba ya un tiempo escuchando en boca de muchas mujeres y a la que nunca dio demasiada importancia, acabó por echársele encima de repente. Le entraron las ganas, un ansia más instintiva que lógica, un deseo más primario que racional, empezó a dominar su pensamiento. Era hora de ordenar las cosas, la vida, su vida con arreglo a la norma, al lógico devenir de la existencia, que nos conduce a unir nuestros afectos en pareja, hipotecar nuestra economía para comprar la morada, que ha de albergar a una prole en la que, si no estamos atentos, descargaremos más de la cuenta, más de lo necesario y conveniente. Había llegado el momento de tejer la red que amortiguara el vértigo de lanzarse a la convivencia, hacerse completamente adulto y responsable. Había llegado el momento de asentar la cabeza, de poner rumbo norte a una vida un tanto disoluta, y comprometerse, formar una familia, en fin, hacer lo que hay que hacer.

Ya estaba bien de picotear, de vivir a su antojo, entrando y saliendo sin nadie a quien pedir ni dar explicaciones. Sin discusiones sobre quién se ocupa de qué, sin pelear por el mando a distancia, sin decidir con cuál de las dos familias se come el domingo. Ya estaba bien de no poder espetarle a nadie que las croquetas de tu madre son las mejores del mundo, te pongas como te pongas, porque la masa no se hace de dos paletadas, hay que tostar bien la harina para que no sepa a cruda y echarle tiempo de muñeca para amalgamar unos ingredientes que se convertirán en una crema con sabor a gloria bendita mientras se rebañan los restos todavía calientes de la cazuela, todavía un poco indigestos como no puede ser menos en un placer semejante. Ya está bien de ir de independiente, libre y liberada, profesional que redime a generaciones de mujeres anteriores a las que se les negó el derecho de ser algo más que esposas y madres. Pero sobre todo, ya estaba bien de noches sin abrazos y mañanas sin caricias, ya estaba bien de no descansar en una mirada cómplice, de no contar con unas manos capaces de tomar las riendas cuando hasta lo más nimio te supera. Ya estaba bien de no sentir que alguien te ama irremisiblemente a pesar de todo, incluso cuando te odia, alguien que siente su destino irremediablemente unido al tuyo.

Hacía ya tiempo que acudía semanalmente a vaciar su alma, a sondear por los caminos del inconsciente, en busca no sabía muy bien de qué, quizá de respuestas a esas preguntas que muchos se hacen en algún momento de la vida, ¿de dónde venimos? ¿adónde vamos? ¿qué sentido tiene la vida en general y la nuestra en particular? Que a la postre es la que nos interesa colocar en el camino que otros ya antes, encontraron. Hasta que un día, ese inconsciente que hasta entonces la había protegido de forma instintiva, le jugó una mala pasada. Salió a luz un nombre, una relación, probablemente la más antigua de su vida, pues venía de la ya lejana adolescencia. La relación más protegida, la más oculta, la que no se quería remover, porque sin saber muy bien por qué, intuía que traería complicaciones.

– Hay un personaje en mi vida, dijo un día cualquiera en una de las sesiones,… pero bueno no quiero hablar de él-.

A una buena terapeuta no se le pasa por alto un desliz así, una veta de ese calibre puede dar mucho juego, puede abrir un melón extremadamente jugoso.

De manera semi inconsciente ella misma había levantado la veda, por mucho que se negara en un principio a hablar del tema, el anzuelo ya estaba echado y más podía la perspicacia de alguien acostumbrado a tirar del hilo de las vidas ajenas, que el deseo de no abrir una caja que acabaría por ser la de los truenos.

– ¿Quién es ese E. que comentaste el otro día?-

– Un “quizá” un “a lo mejor “ … no sé, alguien que lleva enamorado de mí toda la vida,-  mientras intentaba empapar en la falda el sudor vergonzoso, que le chorreaba de las manos.

– Pues con un “quizá” no se debe vivir… le contestó la psícologa, esa x de la ecuación hay que despejarla. –

Así que, ni corta, ni perezosa, tomó aquello como una consigna, se puso manos a la obra y le llamó por teléfono para decirle que deseaba verle, que tenía algo importante que hablar con él. Las casualidades de la vida quisieron que él tuviera un viaje previsto a Madrid para finales de mes.

Aquella coincidencia no hizo más que reforzar la creencia de que estaba haciendo lo correcto, pues el serpenteo de su camino parecía enderezarse hacia un puerto seguro donde echar ancla, donde amarrar en un nudo gordiano sus sentimientos a quien alguna vez, en un lance adolescente, había grabado su nombre con sangre al más puro estilo romántico…

Se le instaló un mariposeo en el estómago y una mueca tontorrona a modo de sonrisa, que no hacía más que esconder la mezcla de vértigo y excitación que le producía haber dado ese paso al frente.

Corrían los tardíos años 90, cercanos al temido 2000, con cuya entrada  se produciría una hecatombe informática de consecuencias prácticamente irreparables, auguraban los entendidos, porque yo nunca llegué a comprender mínimamente, si quiera, que un cambio de dígito pudiera desencadenar tamaños desastres. Como tampoco podía caber, ni en la más retorcida parte de mi imaginación, la situación que en la primera decena del nuevo siglo se iba pergeñando y que tendría su eclosión antes de cumplir el nuevo milenio la quincena.

¿Cuántos años tendremos en el 2000? ¿Dónde estaremos y con quién?

Eran preguntas y cálculos que yo, como muchos otros me hacía, porque cambiar de siglo y de milenio no era moco de pavo, no en vano superábamos el título de una de las series de ciencia ficción que había azuzado nuestra imaginación adolescente: “Espacio 1999”, que capitaneada por un joven Martin Landau, surcaba el espacio galáctico ante miles de miradas todavía crédulas e inocentes.

Cuando en los 90 hablábamos de los hombres y mujeres del S.XXI nos referíamos a modelos de personas que habían superado y trascendido muchos ismos: machismos, feminismos, sexismos en general dejados atrás en batallas ya libradas por otros, de las que tan sólo éramos meros beneficiarios. Los radicalismos de toda índole trascendidos en una integración globalizadora en la que cabríamos todos. Nuevos  colores y rasgos fruto de un mix racial que nos fortalecería como una especie referente de modernidad, ética, vanguardia, ecuanimidad… Individuos que habrían superado todo lo trasnochado, rancio y polvoriento que todavía le quedaba al S.XX. Por extensión, lo mismo ocurría cuando fantaseábamos con las empresas, las sociedades y ciudades, serían lugares más justos, más dinámicos, más adecuados al ser humano y sus necesidades vitales, más habitables, menos tóxicos en todos los sentidos. Esta bola azul que nos albergaba desde hacía milenios, que nos llevaba prestando su belleza gratuitamente desde casi una eternidad, tenía esperanza, tenía una oportunidad porque los nuevos seres le iban a devolver con mimo lo arrebatado, a reconstruir lo derribado, a restituir un equilibrio que nunca se debió quebrar. La vanguardia, lo alternativo, desde lo energético a lo cultural harían del mundo un lugar más habitable y respirable, porque era nada más y nada menos que una cuestión de ponerse a ello, si en España habíamos podido hacer una transición política más que digna, había tan sólo que seguir la inercia de un impulso que nos había traido hasta la democracia, la modernidad, la Unión Europea, la apertura. Sólo había que seguir caminando en esa dirección. Si las Saras Baras y Joaquines Cortés de turno habían sido capaces de trascender la pandereta y el traje de lunares y hacer del flamenco una seña de identidad; si una cocina tradicional y en exceso grasienta, había sido reinterpretada por una generación de cocineros que podían reventar la guía Michelin, si el jamón había pasado de ser el relleno de nuestros bocadillos infantiles, a la categoría de delicatesen, si habíamos pasado de la modista de toda la vida a generar una industria de la moda, si hasta los cantautores habían sido superados por una eclosión de grupos Pop capaces de grabar a fuego sus estribillos a perpetuidad en nuestra memoria, si Almodovar le había quitado la caspa al destape y este país empezaba a ser algo más que panderetas, muñecas de gitana, paellas, y bares con suelos repletos de peladuras de gambas, si esta tierra, tanto tiempo sumida en la penumbra, se había convertido en objeto de deseo y exportación, ¿qué no ocurriría en el primer mundo al que por fin pertenecíamos por derecho propio, donde los ordenadores, móviles y todo tipo de artefactos técnicos empezaban a poblar nuestras vidas?. El futuro ya estaba ahí, a la vuelta de la esquina y era nuestro.

Lo que nunca imaginamos es que en lugar de surcar el espacio interestelar que nos “prometía” Landau, lo que muchos estarían haciendo es morder el polvo, un polvo levantado por tantas turbulencias como las que azotan Occidente, un mundo a cuyos “dirigentes” parece quedarles poco de civilizados. El sistema capitalista puesto en entredicho, alguien apuntó la necesidad de refundarlo, el estado del bienestar en peligro de muerte por la caída de los mercados, a los que hay que cuidar y atender como si de una criatura de pecho se tratara, mientras dejamos a las personas al pairo de las fechorías de los ladrones de guante blanco.

La casa del futuro en lugar de nueva, reluciente y con todos los adelantos en domótica instalados, está llena de grietas, goteras y cimientos resquebrajados, mientras los ciudadanos de a pie asimilamos, a golpe de recorte, todos esos conceptazos como la prima de riesgo, los bancos malos, las preferentes, hipotecas basura, etc, etc…

Pero eso todavía tardaría en llegar, mientras tanto en los noventa nos sentíamos ricos, las familias aumentaban su parque móvil a la misma velocidad que iban apareciendo autovías por la geografía nacional. El aislamiento era definitivamente algo del pasado. Se construían casas como si no hubiera un mañana para disfrutarlas. Había llegado la televisión comercial, rompiendo con un monopolio que nos había tenido a régimen de canal y medio donde posar nuestras miradas sí o sí en la única programación existente: el telediario, Mariano Medina con el tiempo, Estudio 1, Sábado Cine, como toda modernidad un rumano que nos volvía locos con el zoom y los bailarines hasta que llegó el concurso por antonomasia para jugar en familia: Un, dos, tres…responda otra vez.

De un modo u otro todos nos habíamos sacudido la caspa e instalado en la modernidad, sacando pecho sin complejos por ser español y pregonar, que como aquí no se vivía en ningún sitio, por mucho que ahora estuviéramos más “viajaos”, como en casa en ningún sitio. Dónde vas a ir que se viva más de noche que de día, aunque disfrutemos de un sol radiante casi todos los días del año, dónde vas a encontrar una cañita tan bien tirada y tan fresquita, que no hay mejor remedio para la sed cuando aprietan los 40 grados a la sombra y que además, por ahí toman la cerveza calentorra y ni por asomo saben lo que es tapear y mucho menos jugárselas a los chinos.

Y así íbamos escribiendo una historia que nunca pensamos que se nos podía echar encima, que nos podía dar la espalda como un amante despechado….

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Este texto no está escrito por mi. No tengo ningún interés profesional en él. Este texto y yo somos partículas independientes.

Lo recibí en mi e-mail con el subject «¿Qué te parece?» y el texto: «Hola Luis, ¿Qué te parece como inicio de un relato/novela?»

Ya he contestado por e-mail a la persona que me lo envió. Además obtuve su permiso para hacer este experimento, consistente en trasladarte la pregunta:

¿Qué te parece como inicio de un relato/novela?

Si te apetece, deja tu comentario ahí abajo. Mil gracias 🙂

(ilustración tomada de http://www.artgerust.com/blog/consejos-publicar-un-libro)

Fundadores de Riot Cinema Collective

Fundadores de Riot Cinema CollectiveUna cita con la Obra de una gente maravillosa, valiente, inspiradora, generosa … una gente Genial!

Es el estreno en Madrid -cine Callao- de El Cosmonauta, una historia transmedia que nos va a remover, en todos los sentidos.

En su web te cuentan cómo puedes organizar tu propio pase en tu ciudad, en tu pueblo, en tu comunidad de vecinos … Tan fácil como decirlo y ellos te facilitan las cosas.

Carola, Bruno, Nicolás ¡GRACIAS! Vuestra Obra habla bien a las claras de quién sois.

Trailer El Cosmonauta (En todas tus pantallas el 14 de Mayo) from Riot Cinema on Vimeo.

Javier Cañada es el creador de Vostok Studio, un referente del diseño de interacción en nuestro país y fuera del mismo. En TedxValladolid 2012 Javier nos habló de Belleza con mayúsculas, como concepto independiente del espacio y el tiempo. Y para ilustrar su pensamiento tensó un arco imaginario desde Platón a Henry Dreyfuss, pasando por San Agustín, Bethoveen, Eiffel y otros Grandes de la Humanidad.

De su cuerda salió proyectada su convicción de que el acto mismo de crear (Belleza) es fruto del individuo. Evocó la honestidad del diseñador frente a la soledad de su mesa de trabajo, en contraposición a las corrientes actuales que ponderan el valor de crear/diseñar en equipos, tratando de poner en valor la inteligencia colectiva de un grupo de personas.

Javier siente que la aproximación desde lo colectivo no nos alcanza si el resultado que se busca es la Belleza, con mayúsculas. Por ello expresa y defiende su querencia a diseñar mirando a los dioses y no a los hombres.

Diseñar mirando a lo sublime y no a las pasiones que guían las necesidades de los hombres. Diseñar mirando a la complejidad extrema de la Vida, trasladándola en una simplicidad que se expresa en Belleza fácil de disfrutar.

Esta intervención de Javier Cañada me ha despertado una reflexión: ¿qué pasaría si miráramos a los hombres, pero los concibiéramos como dioses latentes? ¿estaríamos diseñando, entonces, con la mirada en lo sublime?

A veces he visto como queremos -por ejemplo- que los viajeros nos ayuden a diseñar el autobús preguntándoles cómo harían el autobús que quieren. Y ahí creo que es cuando miramos a los hombres, en el sentido que Javier Cañada nos habla. Coincido con él en que es muy difícil que se llegue a algo Bello, con mayúsculas.

Pero si trabajamos con los viajeros desde otro comienzo -«¿qué te produce gozo cuando viajas?»-, estaremos apelando a esa parte de nuestra naturaleza que sabe re-conocer la Belleza de la Vida cuando la experimenta. Porque todo hombre es capaz de sentir esa Belleza Universal, aunque no pueda ponerla en palabras.

Entonces, si sabemos re-conocer la Belleza ¿será porque ya la llevamos dentro?

¿Será que los Diseñadores como Javier, más que Arquitectos, son Libertadores de la Belleza, la nuestra, la de siempre, la Universal?

La organización Nesta, enfocada en la transformación de ideas en acción, publicó a finales de diciembre de 2012 un informe muy recomendable sobre el fenómeno sociológico del Crowdfunding, con especial atención a lo que acontece en UK.

Este informe, titulado Crowding in, describe las cuatro motivaciones que los investigadores de Nesta han encontrado en las personas que participan como financiadores en los procesos de crowdfunding.

1. Donación: entendida como el apoyo a un proyecto simplemente «porque sí», por el simple -y gran- hecho de que quiero que salga adelante, sin más retorno (que ya es).

2. Pre-compra: antes de que un bien se fabrique o un servicio se preste, la idea me gusta, la quiero, confío en el creador y la pre-compro. Es decir, arriesgo mi dinero contra la confianza de que ese producto/servicio vaya a satisfacer mi propósito. A cambio obtengo el beneficio de adquirirlo a menor precio que si hubiera sido creado por el conducto clásico, y el planeta y la sociedad se ahorran el coste de las cosas que primero se fabrican, después se distribuyen, se publicitan y … luego no se venden.

3. Préstamo. Decido invertir en un proyecto prestando dinero a cambio de un interés, financiación sin más. Obviamente, tengo que creer en la rentabilidad de mi inversión. Atentos en España a fenómenos como Comunitae.

4. Accionista: Aporto capital y tomo una participación en la propiedad. En España sé de la existencia de una empresa que te ayuda a decidir en qué proyectos crowd invertir, siguiendo patrones de rentabilidad. Se llama The Crowd Angel.

Como vemos el Crowdfunding en los últimos tres años (Kickstarter se fundó en abril de 2009) se ha convertido en un ecosistema complejo, con diferentes players (creadores, donantes, financiadores, capitalistas, crowdangels, prestamistas P2P, pre-compradores, plataformas, comunicadores, etc…) y esto es lo que me hace pensar que se fortalece porque se abre a la diversidad y cada vez es más versátil: útil para cada vez más situaciones.

Y todo funciona gracias a una nueva moneda: la confianza entre extraños ¿No te parece maravilloso?

Crowding In by

Concibo el Crowdmedia como ese campo formado por personas conectadas que interactúan, fenómeno que hoy es muy relevante gracias a los ingenios tecnológicos del social media.

Si una parte de esas personas deciden intercambiar experiencias entre sí con un propósito puede aflorar el fruto de la inteligencia colectiva que, en síntesis, nos dice que el conocimiento compartido nos puede ayudar a inspirar las decisiones individuales.

Puestos en el contexto del consumo la pregunta es obligada: ¿el consumidor está afianzando el hábito de acudir a la inteligencia colectiva para inspirar sus decisiones de compra?

Supongamos que la respuesta sea afirmativa. En ese caso se abre un campo en forma de hipótesis, veamos.

Cuando un consumidor pone en juego su pregunta a la inteligencia colectiva – ¿qué coche híbrido me compro?- ¿qué profesor de inglés contrato para mis hijos? – obtiene en su búsqueda respuestas que provienen de una miríada de medios de comunicación potenciales: comparativas, artículos en los medios clásicos, post en blogs, comentarios de otros usuarios en todo tipo en foros y redes y, por supuesto, los medios corporativos de las marcas.

Atendiendo a su naturaleza podemos hablar de tres grandes tipos de contenidos:

1) Contenidos propios de las marcas: de naturaleza controlable.

2) Contenidos semi-controlables: medios e influencers concertados.

3) Contenidos naturales, no controlables en absoluto.

Los dos primeros son de sobra conocidos por las marcas y desde siempre han sido contemplados en las estrategias de comunicación. Sin embargo el tercer tipo –los contenidos naturales- son un fenómeno emergente, líquido, de textura resbaladiza que aún no sabemos cómo lidiar, pero que va tomando cada vez más protagonismo, ¿por qué?

1. Porque el consumidor que pregunta a la inteligencia colectiva cada vez más encuentra respuestas –aunque no siempre soluciones- provenientes de otros pares que deciden contestar a sus preguntas desde una posición independiente, sin tener ningún interés directo en cuál sea la decisión del que pregunta, simplemente por colaborar con un desconocido con quien empatiza momentáneamente.

2. Porque no sólo son los pares. También expertos y entidades independientes realizan y comparten análisis comparativos de las posibilidades presentes en el mercado.

3. Porque hay unos conductos-redes asequibles, accesibles y ubicuos por donde puede fluir rápidamente la información.

4. Porque, dada la suma de todo lo anterior, el consumidor está acortando la curva de aprendizaje en la búsqueda de información que percibe independiente y relevante para su necesidad de decidir.

5. Porque esta búsqueda de la independencia de criterio está empujada también por una crisis de confianza en el discurso propio de las marcas, macerado en un marketing que, después de 60 años de “living-la-vida-loca”, se ha creado la fama de ser una factoría de apariencias, seductoras sí, pero apariencias al fin y al cabo.

En consecuencia, el consumidor invoca cada vez más a la inteligencia colectiva para que le asista en sus decisiones de consumo.

Y esto es una gran noticia para las marcas.

Si una marca en sus intercambios con sus consumidores genera experiencias positivas estará fertilizando su terreno, porque incrementa la probabilidad de que haya usuarios hablando bien de ella en ese magma de contenidos naturales que se cuecen en el Crowdmedia.

Por tanto, la capacidad de una marca de ser elegida por una decisión de consumo cada vez está más influida por lo que las opiniones independientes expresen sobre ella, ya sea espontáneamente o cuando se les pregunta.

La conclusión es sencilla: asegúrate de que tu experiencia de marca proporciona a la gente un motivo para hablar bien de ti, y deja que lo digan a su modo, a quien quieran, donde quieran y cuando quieran.

Así vemos que cada consumidor conectado en Red es un medio de comunicación. La suma de consumidores y las relaciones entre ellos es el Crowdmedia.

Gestionar la presencia de una marca en el Crowdmedia tiene su epicentro en el diseño de la experiencia en el cliente: back to basics. Y esto es muy buena noticia para las marcas auténticas porque una experiencia no se puede aparentar. Se vive y punto.

Entonces, ¿quiere decir que una marca debe abandonar su comunicación publicitaria, o dejar de prestar atención y presupuesto a tener un discurso propio?

No, ¡ni por asomo!

Este capital de comunicación en forma de contenidos naturales va a convivir en la vida de la marca con los contenidos propios y los concertados. Por mucho que el consumidor acuda a la inteligencia colectiva, las marcas no pueden dejar de contar historias ni en su publicidad, ni en sus promociones, ni en sus patrocinios, ni en las apariciones de sus líderes, ni en sus notas de prensa, etc…

La cuestión es ¿qué tiene una marca que enfocar para que el discurso propio empaste con ese otro caudal de contenidos naturales, de tal modo que hagan un todo coherente donde se presten mutuamente poder?

(si quieres seguir leyendo, aquí tienes la segunda parte).

(este post tiene una primera parte aquí).

Transmedia storytelling

Creo que estamos ante la necesidad de evolucionar los modos en que las marcas cuentan sus historias. Me pregunto ¿podemos aprender de los nuevos modos en que los artistas están contando sus historias a sus audiencias?

¿Podemos aprender de fenómenos de la cultura popular como Matrix, Star Wars y Harry Potter, historias todas ellas que trascienden con mucho su expresión cinematográfica? Estos tres ejemplos (analizados en profundidad por el profesor Jenkins en su libro Convergence Culture) son universos narrativos que se encarnan en diferentes soportes –cine, series, videojuegos, novelas, comics, ropa, eventos, música … – orquestados de tal modo que proveen de una experiencia extendida a la audiencia.

En el código de la narrativa transmedia cada pieza es una puerta de entrada a la historia, con un sentido propio por sí misma, pero está hermanada al resto con hilos sutiles que provocan ecos de unas a otras, haciendo que el espectador que pasa por todas ellas viva finalmente una experiencia mucho más intensa que si sólo ve la película, o juega, o lee la novela.

Y en este punto planteo una hipótesis de trabajo:

Una marca también puede ser concebida como un universo narrativo con una propuesta de valor en el núcleo de su trama, cuya historia se encarna en diferentes soportes: el producto, la publicidad, las promociones, los patrocinios, la PR, etc…

¿Podemos evolucionar del concepto multimedia al concepto transmedia cuando hablamos de las historias que cuenta una marca a su audiencia?

Multimedia:
a) La misma idea de comunicación declinada en diferentes soportes: spot Tv, radio, gráfica, exterior …
b) Su sentido es ampliar la cobertura: puedo llegar a más cantidad de público, con la misma idea expresada.
c) La repetición de la misma idea termina llegando a un punto de saturación, con la consiguiente fatiga: me aburro, cierro mi atención.

Transmedia:
a) Una constelación de piezas con sentido completo por separado que, siendo orquestadas, se complementan y se prestan mutuamente poder provocando finalmente una experiencia global sinérgica.
b) Se amplía la cobertura y también intensifica la comunicación: llego a los mismos públicos que en lo multimedia pero con distintas historias, hermanadas entre sí.
c) Si la historia interesa, se hace más fácil captar y mantener la atención del mismo consumidor pues no hay repetición de la misma idea una y otra vez. Es una comunicación mucho menos previsible.

 Si la presencia inteligente de una marca en el Crowdmedia se fundamenta en dar a la gente un motivo para que quieran hablar bien de ti … ¿Qué pasaría si las marcas aplicaran los principios de la narrativa transmedia cuando nos muestran sus propuestas de valor en forma de historias?

¿Qué pasaría si descubro que, mientras espero el bus, una marquesina me invita a participar en un juego interesante que recuerda a lo que acabo de escuchar en la radio –pero no es lo mismo- y a un personaje que salía ayer en un anuncio que vi en la tele?

¿Esta experiencia extendida, envolvente, no crees que sería un motivo suficiente para captar mi atención y hablar de ello en el magma de contenidos naturales que se cuecen en el Crowdmedia?

El ciudadano consumidor agradece una comunicación que le acreciente la historia con cada nueva pieza y no el machacón repetitivo de una misma idea cientos de veces remachada. Gracias a ello, los tiempos que corren están mostrando a las marcas una Gran Oportunidad de volver a ser relevantes contando historias e invitando a la gente a participar en ellas, y no sólo a ser receptores pasivos.

El ciudadano consumidor ya no quiere más impactos. Prefiere que le dejen huella.

Por cierto, ¿por qué hacemos “campañas”? La narrativa transmedia para una marca puede ser una historia interminable que vaya pasando de un cuento a otro, sin fin. Esta forma de narrar tiene la capacidad de acabar con el concepto de campaña, entendido como una inversión intensificada en un período de tiempo.

Si la marca cuenta una buena historia, la historia durará mientras se alimente del interés de la gente. Y eso no tiene tiempo.

(pincha aquí si quieres ver la primera parte de este post).

Son dos términos que están dando y darán mucho que hablar. Y si no, echad un vistazo a las estadísticas de Kickstarter, la plataforma de crowdfunding de referencia.

Breve resumen: en tres años y medio -desde abril de 2009 a noviembre de 2012- se han subido cerca de 80.000 proyectos, de los cuales el 43% ha conseguido su objetivo de financiación, lo que significa que se han puesto en juego 360 millones de dólares provenientes de más de un millón de micro-mecenas que han invertido en iniciativas de emprendimiento de todo tipo.

En este momento que escribo hay casi 3.500 proyectos en ronda de financiación … No sé si hay muchas corporaciones o estados en el mundo que puedan presentar cifras de este porte.

Kickstarter nos está mostrando un fenómeno social de profundo calado. Emprendedores que activan la mejor versión de sí mismos y logran imantar a personas que deciden apoyar el talento y las buenas creaciones, incluso sin conocer nada de antemano de sus creadores.

Kickstarter se está configurando como un acelerador de partículas creativas, basado en la Calidad y la Confianza. Es, en definitiva, un Canal que pone en relación directa al Creador con el Ciudadano-Consumidor.

Es una (excelente) muestra de lo que se empieza a denominar capitalismo indie.

Postdata: el pasado 16 de noviembre fui invitado a participar en el Congreso Creatividad y Crisis celebrado en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid. Hablé del Crowdpower y la emergencia del Capitalismo Indie. Comparto con vosotros el material que utilicé como apoyo en la ponencia.

A medidados de octubre de 2012 prácticamente se terminó de rodar LIBRES, la serie de okupación rural, que ha elegido la localidad de Yeste en el Pirineo Aragonés para su rodaje.

LIBRES es un ejemplo -otro más- de artistas comprometidos con su Oficio que deciden dar el paso adelante y cabalgar a lomos de su Sueño, sin esperar a que se den las circunstancias favorables para que «alguien ponga la pasta» que dé cauce a su talento.

No, ellos han decidido ser Causa en vez de Consecuencia.

Crearon su Proyecto, se encomendaron a su Comunidad y lanzaron una campaña de crowdfunding en goteo.org donde la gente podía apoyar económicamente desde 10 euros.

Pidieron 4.900 euros; obtuvieron 5.556 provenientes de 89 mecenas. En dos meses.

Consiguieron el dinero que pidieron. No sé si el que verdaderamente necesitaban, pero desde luego fue el que pidieron. Ellos mismos en su página de Facebook hablan de «cómo» lo han logrado citando a un Grande:

“A propósito de todas las iniciativas, hay una verdad elemental cuya ignorancia mata innumerables ideas y espléndidos planes: en el momento en el que uno se compromete de verdad, la Providencia también lo hace. Toda clase de cosas comienzan a ocurrir para ayudar a esa persona, cosas que sin su previo compromiso jamás habrían ocurrido. Todo un caudal de sucesos se pone en marcha con aquella decisión ayudándole por medio de incidentes inesperados, encuentros insospechados y ayuda material que nadie hubiera soñado que pudieran ocurrir. Si sabes que puedes, o crees que puedes, ponte en marcha. La audacia tiene genio, poder y magia.”

Johann Wolfgang von Goethe

Muchas Felicidades. Os deseo lo mejor y os expreso mi Gratitud por darme la Oportunidad de sentirme tan bien apoyando proyectos como el vuestro, en el que siento la integración de Coraje, Inteligencia y Confianza.

Teaser


Making of «Teaser Libres»

Mucho tiempo hace que no dedicaba diez minutos a Escuchar el discurso de un político. Recomiendo este de José Mújica, Presidente de Uruguay.