Si tuvieras que elegir dos palabras para definir lo que Internet representa en tu vida ¿cuáles emplearías?

Esta pregunta fue incluida en una investigación realizada en septiembre de 2011 por Two Much research studio sobre una muestra de 1.184 internautas españoles seleccionados aleatoriamente del panel Netquest.

Al observar la nube de palabras devueltas por los participantes concluyo que para la gente Internet es «eso» que está dando cauce a la necesidad de comunicarnos de forma rápida y cómoda cualquier información útil para el propósito que en cada momento nos dirija: entretenimiento, conocimiento, diversión, trabajo, ocio, etc…

Leyendo entre líneas en esta nube, la gente nos define que Internet no es tanto un hecho tecnológico como un «fenómeno», aquel que se produce cuando los seres -y las máquinas, por cierto- intercambian tan fácilmente unidades de vida en forma de experiencias, a las que llamamos genéricamente «información».

Lo encuentro fascinante porque los entrevistados no ponen tanto el acento en el concepto Red, como en lo que es creado gracias a la Interacción. Este intercambio fácil y permanente de unidades de vida está generando un campo humano, una atmósfera, un clima, un alma, una conciencia … -elige la etiqueta con la que te sientas más cómodo- que favorece la sensación de estar en compañía, de colectividad, que, llevado al extremo, sería la sensación de especie: el género humano.

Viendo los resultados de esta nube es normal que los medios de comunicación clásicos, crecidos al calor de la cultura mass media, hayan mostrado tanta inquietud por tomar posiciones en este nuevo campo de interacción.

Es normal que el consumo clásico de televisión o prensa descienda, y aumente el tiempo de vida que dedicamos a seguir «nuestros» contenidos, que no sólo son los que fabricamos, sino también los que libremente elegimos.

Es normal que todo el marketing de monólogo entre marcas y consumidores se transforme dando paso a una nueva relación donde la marca tiene que rebajar el peso de sus palabras e incrementar el de sus hechos, porque la gente nos contamos «la verdad del cuento» y, de forma natural, queremos poner a nuestros amigos en la pista de lo bueno, así como protegerles de lo mediocre y del embuste. Siempre fue así; ahora lo podemos hacer amplificado, de forma inmediata y fácil.

Se habla mucho de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las empresas, pero cada vez que una persona alerta en la Red sobre la mala calidad de un producto o sobre el incumplimiento de un contrato; o cuando recomienda una buena experiencia, estamos asistiendo a un acto de Responsabilidad Personal con la Vida que somos: es vida apoyando vida.

Y cuanto más intenso sea el campo de Interacción que es Internet, más sentido tendrá para las personas desplegar comportamientos de Responsabilidad Personal con la Vida que somos. Y así, los consumidores – ciudadanos nos iremos empoderando.

Los dirigentes de las marcas no deberían gastar ni un segundo de energía en una actitud reactiva hacia las críticas, por ejemplo, de clientes insatisfechos, sino que deberían sentirse agradecidos de que esas personas hagan públicos sus sentimientos dando oportunidades a su empresa de mejorar lo que sea menester. El auténtico líder sabe leer la dosis de supervivencia que hay en la crítica, transformándola en insights de futuro valor.

Por eso esta maravillosa lonja de la vida que es Internet ya es el caldo de cultivo que inspira hoy a los líderes empresariales del futuro.

(Si te interesa conocer en detalle esta investigación llamada «La Solidaridad y Yo en Internet» puedes consultarla en Slideshare: versión conclusiones y versión informe completo).

Las empresas tienen mucho más que ganar siendo empresas creadoras de valor 360º, que donando recursos a una RSC cuya finalidad última es gestionar su imagen.

De cómo lograr esto hablamos en nuestro e-book gratuito Inteligencia Ética: la RSC de nueva generación (2ª edición). Un documento de 48 páginas inspirado en reflexiones como esta:

Las empresas hacen cosas que intercambian con personas. Dependiendo de cómo concibas a las personas, así te plantearás las cosas que haces. Si concibes a tus clientes como eso, como “simples” clientes, tu pensamiento se encaminará a crear productos con buenas prestaciones. Pero si añades tres capas de interés y concibes a tus clientes también como ciudadanos, seres humanos y seres vivos, tus creaciones tenderán a incluir beneficios que no sólo son las prestaciones del producto. De forma natural entrarás en el ámbito de las vivencias positivas y las personas no vendrán a ti sólo por tus productos (que son imitables), sino también por cómo eres (eso es único) y cómo les haces sentir (eso es inolvidable). Así de simple … así de rentable.

Thibaut Deleval.

Muchas veces a lo largo de mi carrera había oído hablar de la palabra «insight». Tardé bastante en transformar esta palabra en un concepto útil para mi, en in-corporarlo a mi bagage como conocimiento vivo, superando los moldes académicos o profesionales que hasta ese momento lo habían circunscrito a un fragmento de la jerga que -se supone- debemos dominar para estar a la altura en las reuniones.

Hoy es el día en que aún no me siento capaz de definirlo, pues su grandeza no me cabe en una frase sencilla y completa, pero sé que lo tengo incorporado porque lo reconozco cuando experimento el «momento insight» como una idea que -súbitamente- ilumina mi pensamiento, dándome acceso a la comprensión de un fenómeno y, a la vez, creando una visión limpia que me orienta a la acción.

Os cuento esto porque la vida me puso en el conocimiento de Thibaut Deleval, creador de Valioo. Curioseando sobre su proyecto me encontré con una joya de insight. Esto decía Thibaut sobre el momento en que decidió crear Valioo:

«Un día leí un artículo titulado “Los datos personales son el nuevo petróleo” y me impactó mucho. Me había dado cuenta hace ya tiempo de que nuestros datos personales valían dinero. Sólo hace falta ver que empresas cómo Facebook, LinkedIn o Google valen muchísimo dinero casi exclusivamente porque se han hecho con nuestros datos. Saben quiénes son nuestros amigos, lo que nos interesa, lo que ganamos, etc. Sin embargo, era la primera vez que veía esta comparación con el petróleo. De repente me di cuenta de que, por primera vez en la historia, éramos todos dueños de una cierta cantidad de una materia prima de gran valor. Las reservas de petróleo las tienen unos pocos. Pero el nuevo petróleo lo tenemos todos, cada uno, siendo dueño de sus propias gotas. A partir de ahí, me puse a pensar y a buscar un sistema que, por un lado, permitiera a cada individuo beneficiarse de sus datos y que, por otro lado, transformara esta nueva materia prima en una fuente de energía, para impulsar un cambio global y progresivo hacia un mundo mejor. He llamado a este sueño Valioo. No es una utopía. El dinero está ya ahí, las empresas pagan mucho dinero por averiguar lo que pensamos de sus productos. Sólo hace falta exigir que nos paguen directamente a nosotros y no a los intermediarios que negocian con nuestras gotas a escondidas.»

Creo que todo emprendedor tiene que llegar con su insight debajo del brazo. Y también creo que sin ese salto disruptivo es casi imposible transitar por el mundo de los negocios con una probabilidad razonable de habitar el futuro. Ya sé que no es condición suficiente, que es necesario poner en práctica las ideas, claro. Pero sin un postulado que oriente la acción no se va muy lejos y -peor aún- llega un momento en que puedes olvidar el sentido de tu proyecto. Ese día estás perdido.

Gracias Thibaut por esta creación que es Valioo y la nobleza de su propósito. Me haría muy feliz hablar algún día de tu proyecto parafraseando a Peter Drucker, quien dejó para la historia esta perla: «donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente”.

Jorge Wagensberg es uno de los autores que más me inspira.

Hoy quiero transcribiros un párrafo de su libro «La rebelión de las formas. O cómo perseverar cuando la incertidumbre aprieta«, por cierto, un título muy estimulante para los tiempos que corren ¿no os parece?

«Según la cosmología vigente, en el principio de los tiempos la materia del universo se desparramaba según una especie de sopa homogénea de quarks. Todo objeto actual tiene una evolución particular que arranca de aquella lejana fecha. Atendiendo a esta evolución, hemos destacado tres acontecimientos especialmente trascendentes. El primero es, desde luego, la creación de la materia. La nada se rebeló contra sí misma y así surgió, digamos, la materia inerte, una materia capaz de resistir algo de las fluctuaciones de la incertidumbre. Algunos miles de millones de años después, en un rincón del universo, un pedazo minúsculo de materia inerte se rebeló contra la incertidumbre y se complicó lo bastante como para modificar algunas de sus fluctuaciones y ganar así cierta independencia de su entorno. Así se asomó la materia viva a la existencia. Y hace poco más de un millón de años, una parte bien modesta de la materia viva protagonizó la tercera gran rebelión y se complicó aún más hasta lograr anticipar algo de la incertidumbre. Así emergió la materia culta capaz de producir conocimiento abstracto y capaz de preguntarse, por ejemplo, por la evolución de la materia.»

Al leer este párrafo me pregunto ¿qué hay en mí que me hace resistir? ¿qué hay en mí que me lleva a cambiar? ¿qué hay en mí que me permite anticipar la incertidumbre, innovando?

Y creo que estas preguntas son relevantes en cualquier organización para descubrir cómo conviven la materia inerte, la materia viva y la materia culta en toda su actividad. Las tres son necesarias para la supervivencia; cada una de las tres -la que resiste, la que cambia y la que anticipa innovando- en su dosis justa, en equilibrio con las otras dos compañeras.

Una organización con «sobrepeso» de resistencia tenderá a atrincherarse actuando a la defensiva. Si el sobrepeso es de cambio, tenderá a moverse sin rumbo claro, a derivar. Si el exceso es de innovación corre el riesgo de caer en el idealismo exploratorio. El equilibrio, en cambio, dota a la organización de la mayor supervivencia futura, aportando capacidades para navegar cualquier tipo de episodio nacido de la incertidumbre.

(Si crees que merece la pena, compártelo. Gracias)

Hoy quiero formular dos preguntas dirigidas a toda la comunidad profesional del marketing, la comunicación, el branding, el management, la Responsabilidad Social Corporativa, la reputation economy, etc..:

La primera pregunta: ¿Cómo es posible que una empresa consiga 1 millón de clientes, venda todos los años 40 millones de yogures en 1.500 puntos de venta, con un precio 40% superior a la marca líder de la categoría, sin hacer publicidad, ni promoción, tan sólo visitas guiadas a sus instalaciones en Olot (comarca de La Garrotxa, provincia de Gerona, Cataluña, España)?

Este proyecto existe, nació en 1982 y se llama Cooperativa La Fageda.  Está integrado por 250 personas, de las cuales el 64% presenta discapacidad psíquica. Sus fundadores son la pareja formada por Cristóbal Colón y Carme Jordá, especialistas en psiquiatría clínica, que en 1982 no tenían ninguna experiencia empresarial, pero sí una intuición: un trabajo digno puede ser la vía para rescatar del tormento a quien padece de sufrimiento mental.

El profesor de IESE José Antonio Segarra ha publicado un artículo de 8 páginas donde podeis encontrar una narración clara y amena del proyecto (gracias profesor). Os recomiendo su lectura en quince minutos de pausa. Yo he seleccionado la siguiente cita:

«La creencia en la centralidad de la persona se traduce en su capacidad de transformación de la realidad, asumiendo su responsabilidad desde la libertad. Las personas con discapacidad psíquica y/o trastorno mental severo han sido ordinariamente atendidas en contextos paternalistas que las alejaban de cualquier responsabilidad y, por tanto, del uso de su libertad. En La Fageda se quiere acompañar a la persona para que asuma aquellas responsabilidades de las que sea capaz (ni más, ni menos), y de esta manera asumir la libertad que sí puede utilizar como propia. Esta creencia es llevada al extremo. El objetivo de la dirección es, por tanto, contribuir a que todas y cada una de las personas den lo mejor de sí mismas

La segunda pregunta: ¿Hay algo en La Fageda que podamos aprender sobre el eco social -1 millón de clientes- que alcanza un proyecto empresarial centrado en las personas? ¿Quizás sea la fuerza de la dignidad lo que impulsa a esta nave?

(Por si alguien se lo pregunta: por cada euro de dinero público recibido, La Fageda ingresa tres, en concepto de IVA y Seguridad Social).

Un creador hace llegar su idea a la gente y le dice «necesito tanto». Si hay gente a la que gusta la idea invierten en ella, normalmente pequeñas sumas (1 euro, 5, 25, 100 …). Si no se llega a la cuantía necesaria en un plazo determinado la gente que apoyó recibe su dinero de vuelta. Si se llega a la cuantía el creador toma los recursos y materializa la idea.

Así de simple, así de potente.

El crowdfunding ha llegado para quedarse entre nosotros, no tengo la menor duda ¿por qué?

1) Porque es transparente.
2) Porque hay intercambio simétrico entre las partes.
3) Porque la gente se responsabiliza por hacer posible lo que quiere.
4) Porque promueve la excelencia: los creadores tienen que ofrecer la mejor versión de sí mismos para captar el interés de la gente.
5) Porque es altamente eficiente: el 100% de los recursos liberados van a la creación.
6) Porque protege la libertad creativa: el creador toma el control del proceso de creación, sin injerencias de los financiadores en sus decisiones.
7) Porque es sumamente sencillo el acto de participar.
8) Porque es un proceso de co-gestación, ya que el creador no sólo toma el recurso económico sino también el aliento de su audiencia.
9) Porque hay sensación de conquista.
10) Porque, gracias a todo ello, la comunidad se empodera, dotándose de mayor capacidad para plantearse la siguiente iniciativa: es un modo de relación que guarda memoria y se hace cada vez más fuerte.

En España plataformas como Verkami y Lánzanos llevan meses siendo punto de encuentro entre la gente y creadores de todo tipo: artistas, científicos, diseñadores, innovadores sociales, ingenieros, solidarios …

Hasta hoy el proyecto más potente de crowdfunding en España es lo que está logrando el equipo de Riot Cinema Collective recabando apoyo de la comunidad para el largometraje El Cosmonauta. Sólo un dato: el 25 de mayo hicieron un llamamiento especial porque necesitaban 40.000 euros dado un imprevisto. En menos de 72 horas consiguieron 60.000 euros procedentes de 278 personas. El proceso sigue abierto y los apoyos no paran de llegar: el día 5 de junio iban por 77.900 euros, y unos días después se sumó el aporte de 50.000 euros procedente de la empresa Talycual Producciones.

Una gozada!

El crowdfunding es un poderoso mecanismo que pone en valor la inteligencia social de una comunidad. Es una idea sin fin, como la propia vida que nos ha traido hasta aquí desde la noche de los tiempos. Creo que de aquí en adelante veremos muchos proyectos brillantes en los que la comunidad se responsabiliza por DAR VIDA A LO QUE QUIERE, sin excusas.

(Os dejo aquí un artículo bastante documentado de Cristina Riera en su blog #Bcult)

Serie Cuba 2009 by Rubén Morales

Las empresas hacen cosas que intercambian con personas. Dependiendo de cómo concibas a las personas, así te plantearás las cosas que haces.

Si concibes a tus clientes como eso, como “simples” clientes, tu pensamiento se encaminará a crear productos con buenas prestaciones. Pero si añades tres capas de interés y concibes a tus clientes también como ciudadanos, seres humanos y seres vivos, tus creaciones tenderán a incluir beneficios que no sólo son las prestaciones del producto. Entrarás en el ámbito de las vivencias positivas y la gente no vendrá a ti sólo por tus productos (que son imitables), sino también por cómo eres (eso es único) y sobre todo por cómo les haces sentir (eso es inolvidable).

Así de simple … y así de rentable.

Si os apetece conocer un poco más sobre mi podeis ver la entrevista que me han hecho en la Revista Man. En ella se habla del madridismo y Florentino Pérez, de política, de Apple y, como no, de inteligencia ética e investigación social.

Os enlazo aquí la entrevista.

pepephone

Mi colega de profesión Raúl Páramo me puso en la pìsta de la Carta de Valores que la empresa Pepephone ha enviado a sus clientes, la cual actualmente corre como la pólvora por la Red.

En un blog como este, enfocado al intercambio ético entre empresas y personas, CELEBRAMOS la existencia de esta iniciativa. Personalmente tras leer el texto he decidido hacerme cliente de la compañía, pero no penséis que ha sido por impulso, más bien ha sido «por instinto»: necesito confirmar que esto es verdad  (ya sé que es posible).

Si disponéis de cuatro o cinco minutos os recomiendo que leais el texto completo, donde se leen perlitas como estas:

«En Pepephone tenemos claro nuestro objetivo y creemos que es más rentable convencer a un cliente con un servicio razonable y un trato normal y sencillo que comprarlo o agasajarlo con supuestos regalos para luego retenerlo judicialmente con cláusulas abusivas.»

«Cuando quieras irte, no te molestaremos para convencerte de que te quedes. Te podrás marchar con la misma libertad que cuando viniste, y sin tener que responder a ninguna pregunta, ni mucho menos pasar por la humillación de ver que te llamamos para ofrecerte, si te quedas, una oferta mejor que la que tenías.»

«No podemos evitar cometer fallos ni que tengas problemas porque somos personas normales como tú, y no máquinas, pero sí podemos responder de forma razonable cuando ocurren. Si te pasa algo, lo resolveremos a toda velocidad y, si te ha causado algún inconveniente, casi siempre verás que nos auto aplicamos una indemnización muy superior a las pobres indemnizaciones que la ley contempla.»

Desde luego, alguien en Pepephone ha frotado la lámpara porque conoce a la perfección el genio que duerme en el deseo de los consumidores de telefonía móvil. Si entrais a leer la carta, os recomiendo que no os vayais sin echar un vistazo a los comentarios que dejan los clientes en el blog. Algún ejemplo:

«Hace dos años que estoy en Pepephone y no me he cansado de promulgar a los cuatro vientos lo contento que estoy con el servicio. Es verdad que el cliente es el mejor comercial, porque durante todo este tiempo he convencido al menos a 7 personas. Servicios como este es lo que deberia ser lo normal, y no compañias donde pagas mas del doble por el servicio y ademas te llevas un movil con obsolescencia programada. Gracias Pepephone.»

«La leí de cabo a rabo, no le sobra ni una coma. Dicen verdades como templos. Los recomiendo siempre que puedo y ya es quinta linea que porto con ustedes (mi mujer, mis padres, mi hermana y mi suegra), vamos todos encantados del servicio y el ahorro. Solo rogarles una cosa, que nunca cambien.»

Aquí os dejo el link a la Carta de Valores de Pepehone. Muchas gracias Raúl por ponerme sobre esta pista 🙂