Tempus Sacrum. La promesa.

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“Dicen que en las casas, si se abandonan, aparecen los fantasmas. Que las sombras de los que fueron deambulan taciturnas buscando un consuelo en forma de palabra, de risa, de fuego en la chimenea, de cama tibia, de café al amanecer. Que solo la calidez de lo cotidiano es capaz de aliviar la melancolía, la nada física de la muerte, la gelidez del vacío, el adiós.

Dicen que los campos prenden en su desolación deshabitada, que sucumben a la dejadez y a la pena y que la memoria de quienes los hollaron no basta para alimentar su aliento; que las raíces se aferran desesperadas a las frentes inertes de cuyo sudor se nutrieron y con el que dieron fruto. Que las voces de otros días se convierten en murmullos que ululan al caer la noche, clamando a la luna; que los recuerdos se desdibujan hasta perecer convertidos en mentiras; que los nombres de los nuestros pasan a ser solo una herida abierta en la piedra.

Dicen, dicen… ¡Tantas cosas dicen que yo ya no sé si escribo o invento lo que dicen o alguien dirá de mí algún día que dije algo que valió la pena ser dicho!

Dicho todo lo que tenía que decir, abuela, quiero además decirte que nunca me gustaron los fantasmas, ni las historias tristes, ni los cuentos de terror. Que no entregaremos ni tu hogar ni tu tierra a una soledad plagada de espectros donde tú y los que te precedieron os condenéis a vagar en el olvido. Te lo prometo”.

Nadie supo jamás que la abuela fue envuelta por la tierra, a la que siempre perteneció, con ese papelito escrito escondido entre los pliegues de su ropa. Tampoco nadie supo jamás por qué al túmulo del bisabuelo nunca le faltaba un ramillete de espliego. Pero él sí supo para siempre que la noche que la abuela murió, al escribir estas palabras que nadie jamás llegaría a leer y que el suelo acogería a corazón abierto, convertía la huella en camino y le echaba un órdago al tiempo.

 

Diseño: Isabella de Cuppis

Textos: Susana Fuentes

Voz: Marta Garcia

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